Roger Federer y Rafael Nadal se enfrentaron por última vez en una final de Wimbledon en el 2008. Nueve años después el duelo podría repetirse en esta edición. Fue un partido épico. El último que se jugaba sin el techo corredizo que se estrenó al año siguiente. Durante 4 horas y 48 minutos, con dos interrupciones por la lluvia, en la final más larga de la historia del torneo, rozando la suspensión por falta de luz natural, el mallorquín, de 22 años, derrotó al eterno campeón suizo por 6-4, 6-4, 6-7 (5-7), 6-7 (8-10) y 9-7.

Federer ganó su primer Wimbledon en el 2003 y desde entonces solo Nadal y, después, Novak Djokovic y Andy Murray han inscrito su nombre en el palmarés. Los cuatro han cerrado el paso a cualquier otro aspirante a sentarse en la mesa redonda del All England Tennis Club de Londres.

Esta nueva edición, la 131ª desde que se jugó por primera vez en 1877, se abrió ayer con la duda de si el dominio del Big Four se seguirá manteniendo. De momento los cuatro han sido colocados por los organizadores como los primeros cabezas de serie, desplazando a la quinta plaza a Stan Wawrinka, número 3 mundial, que nunca ha tenido grandes resultados en hierba y ayer lo volvió a demostrar al caer sorprendentemente en primera ronda contra el ruso Daniil Medvedev (6-4, 3-6, 6-4 y 6-1). Wimbledon sigue siendo el único grande que le falta.

Líderes en las apuestas

Las casas de apuestas también apuestan por los cuatro tenores. La victoria de Federer se paga a 3 euros en William Hill; la de Murray, a 5; la de Nadal, a 5,50, y la de Djokovic, a 7 por euro invertido. Tras ellos, pero lejos, el primero que aparece es Milos Raonic, finalista el año pasado, por quien se dan 21 euros.

Federer, Djokovic, Murray y Nadal —los dos últimos debutaron con victoria ante Alexander Bublik (6-1, 6-4 y 6-2) y John Millman (6-1. 6-3 y 6-2), respectivamente— han certificado su valor por sus resultados en la última década en Wimbledon (ver gráfico), pero eso no evita las dudas de cómo afrontan el torneo este año. Murray defenderá el título y el número 1 mundial. El escocés lleva una mala temporada, con problemas físicos, resultados pobres (seis derrotas ante rivales muy inferiores), el último su inesperado tropiezo en la primera ronda de Queen’s. «Ha sido un golpe duro, cierto, y jugando así no me veo capaz de ganar Wimbledon», admite.

No está mejor Djokovic, sumido en una crisis de juego y fatiga mental que comenzó el año pasado al caer en la tercera ronda de Wimbledon. La victoria días atrás en Eastbourne y la presencia de Andre Agassi a su lado, junto al croata Mario Ancic, al que ha contratado como entrenador, pueden dar el clic que necesita el serbio. «Ganar en Eastbourne es la mejor preparación para encarar Wimbledon», valora Novak.

Campeones reinventados

Si Murray y Djokovic llegan a la baja, por contra, Federer y Nadal se han reinventado para presentar otra vez la candidatura en Wimbledon. El suizo ganó su séptimo y último título en el 2012, pero cinco años después se siente con fuerzas de sumar el octavo tras un inicio de temporada sorprendente en el que ganó en Australia su 18º Grand Slam y después Indian Wells y Miami. Tras tres meses sin pisar las pistas, la semana pasada ganó por novena vez en Halle. «Tengo siete títulos aquí, pero el ocho es mi número favorito», advierte el tenista suizo.

Nadal es el único de los cuatro que jugará en Wimbledon sin haber disputado un torneo de hierba. El mallorquín renunció a Queen’s para recuperarse de Roland Garros. La falta de rodaje será su hándicap de salida. «Las primeras rondas serán vitales», ha recalcado pendiente de sus rodillas el mallorquín. Superado el primer obstáculo, si logra entrar en la segunda semana, su cotización subirá como la espuma. Dos títulos y tres finales le avalan, aunque la última se remonta al 2011 cuando perdió contra Djokovic.