Cuando con 23 años has jugado 45 partidos con el primer equipo del Villarreal y tres con la selección española debe ser difícil mantener la humildad. Este no es el caso de Pau Francisco Torres. Al menos eso es lo que dicen dos de las personas que mejor le conocen, su padre y su abuelo, con quien celebró estos días su 87 cumpleaños. “Siempre ha tenido los pies en el suelo. Le caracteriza su bondad, constancia y sacrificio”, afirma su padre. “Es un ‘bon xiquet’ y muy atento con sus abuelos. Lo tiene todo. Siempre he tenido claro que llegaría lejos y ahora con mi mujer no me pierdo un partido del Villarreal”, apostilla su abuelo Vicente, conocido en Almassora como ‘Botifarreta’.

Pau, su hermano Jordi y demás familia celebraron estos días el aniversario del abuelo en la alquería en la que residen en Almassora, pues su padre y abuelo son personas muy vinculadas a esta localidad. Su padre y su tío fundaron la peña Els Vint, mientras su abuelo, que colabora en la Iglesia de la Natividad y es asiduo a las tertulias del bar de la Caixa Rural del pueblo, fundó la peña Els Casats. “Si Pau juega a fútbol creo que es gracias a su hermano, que ahora es entrenador de un equipo alevín del Villarreal. Como Jordi jugó hasta los 12 años en el club, Pau se interesó por el fútbol y fue quemando etapas hasta la actualidad”, confirma su padre. “Yo siempre he estado orgulloso de mis nietos, pero verle jugar con la selección es una gran alegría”, añade el abuelo.

La familia Francisco festejó el 87 aniversario con una paella, como no podía ser de otra forma, y tras la pertinente tarta de cumpleaños llegó la hora de los regalos. Qué mejor forma de obsequiar al abuelo que con una camiseta de la selección española firmada por Pau y su hermano Jordi. “Tiene el mismo carácter que siempre. Le da igual que se le ponga delante Messi o Benzema. Él ni se inmuta. Tiene la sangre muy fría y no le da miedo nada”, afirma Vicente Francisco a la hora de definir a su hijo como futbolista.

A la izquierda, Pau, junto a su padre Vicente y su hermano Jordi, entrenador en el Villarreal. A la derecha, la camiseta de la selección firmada por los hermanos.

Si hay una persona ligada a la historia del Villareal ese es sin duda Pau. Su padre desvela una anécdota que explica a las claras la identificación de su hijo con el escudo que le ha visto crecer: “Recuerdo cuando se lesionó en Inglaterra cuando era solo un niño de 11 ó 12 años. El club le puso un avión medicalizado para volver a España y cuando se lo agradecí a Fernando Roig, el presidente me dijo: ‘Per al xiquet el que faça falta’”. El defensa, que estuvo unos nueve meses hasta que volvió a recuperar su nivel, iba por aquel entonces al Madrigal en silla de ruedas, pues no podía ni llevar muletas por las dimensiones de la escayola. Por si fuera poco, el portentoso central amarillo recibió entonces una camiseta firmada por los jugadores del primer equipo, así como una carta de Roig en la que se podía leer: “Esto es solo el comienzo, no el final”. No podía estar más en lo cierto.