Apoteósico es poco. El grado de excitación en Montilivi cuando Hernández Hernández señaló el final del partido fue indescriptible. Tanto en la grada, con una afición entregada, como en el terreno de juego, con un equipo de matrícula de honor. Pero absolutamente nadie puede poner en duda el triunfo del Girona sobre el Madrid (2-1), que cedió los primeros puntos lejos del Bernabéu (llegó con récord de 13 triunfos seguidos de visitante).

Un partido memorable de los de Machín y muy pobre de los blancos, con el añadido de que los locales debieron remar a contracorriente después de una jugada donde se pasó del posible 1-0 al 0-1 y que convirtió el duelo en un puerto de categoría especial para el Girona. Y eso que los locales llegaron muy penalizados al descanso. Hicieron una primera parte notable, pero sucumbieron a la efectividad blanca. Las ocasiones fueron repartidas (dos por bando), pero el Girona topó con los postes y el Real Madrid alcanzó en una de ellas las redes.

DEL 1-0 AL 0-1 // La jugada del gol del Madrid no pudo ser más desgraciada, porque el rechace de la madera de la portería de Kiko Casilla fue el inicio de un contragolpe letal. El balón llegó a Modric, este lo transfirió a Cristiano Ronaldo y aunque Bounou desvió el remate del portugués, allí estaba Isco (el mejor de su equipo) para empujarlo al fondo de la red.

El tanto dañó porque hasta aquel momento el Girona, que saltó al césped con ocho jugadores de la plantilla de Segunda A (de los 12 fichajes del verano, solo Muniesa, Bernardo y Stuani jugaron de inicio), lo había hecho todo bien. Quizás con el 0-1 el Madrid lo vio muy fácil. Lo que sí fue una evidencia es que el Girona siguió remando pese al mazazo. Su persistencia le brindó otra oportunidad, con el mismo desenlace. Esta vez fue un cabezazo de Portu el que se topó con el palo.

Parecía difícil jugar una segunda parte del mismo nivel de la primera, pero el Girona superó las prestaciones y esta vez, incluso, encontró la efectividad perdida. El equipo necesitó cuatro minutos para subir hasta límites nunca vistos los decibelios en Montilivi. Una progresión made in Pere Pons la culminó Stuani en el 1-1 y el estadio tambaleó. Con el 2-1 cuatro minutos después, obra de Portu (en fuera de juego) tras desviar un remate de Maffeo, Montilivi estuvo a punto de derrumbarse. Quedaba lo más difícil: defender durante más de media hora contra el campeón de Europa. Zidane lo puso todo sobre el césped (Lucas Vázquez y Marco Asensio) y todo apuntaba a que el partido se haría eterno para los locales.

A PUNTO DEL TERCERO // Pero el Girona no se desorientó ni se amilanó. Eso sí, debió multiplicarse en defensa, aunque también amenazo en ataque. De hecho, Stuani tuvo en sus botas el 3-1, pero el balón se perdió por un palmo.