Juan Carlos De Celis se marcha del consejo del CD Castellón sin hacer ruido y sin declaraciones altisonantes. No va con su estilo, ni tampoco con su albinegrismo probado y demostrado desde que jugaba en el Bovalar con su amigo Emilio Isierte, o acudía cada domingo a Castalia con mi estimado Manolo Roda, que ahora sufre desde el cielo lo que le pasa al Castellón. Nunca efectuaría un mínimo movimiento que perjudicara a su equipo. Es demasiado sensato y honesto. Pero llega un momento en que uno no puede aguantar más. Aquellos que le han faltado al respeto --no merece el mío quien prefiere el insulto a cualquier otra razón-- seguro que no han mamado lo que significa el Castellón como lo ha hecho él desde niño. Y desde su modestia ha intentado pelear por sacar al club de su terrible situación.

David Cruz, a quien reconozco su lucha por salvar al club en su momento, va echando a la gente y se queda como Gary Cooper en aquel western de Solo ante el peligro, empecinado en su guerra contra todos y en no ofrecer soluciones para que el Castellón siga existiendo con la dignidad que se merece. Se marcha De Celis y estoy seguro que otros continuarán su senda, como hicieron Bruixola y cia, porque Cruz no respeta la opinión de nadie y no se deja aconsejar. El presidente sigue equivocado, pero con sus errores no puede llevarse al Castellón por delante. No me olvido del fútbol base, ni de los compromisos con Hacienda o la actual plantilla... El Castellón está al borde del precipicio. Confío en que Cruz recupere la cordura.