A un gran inicio llegó un horrible final. El partido fue bonito. Empezó de maravilla España con un golazo espectacular de Ceballos, quien se siente realmente importante y trascendente en la selección sub-21 española. Entró aturdida Italia a su estreno en casa, superada por el juego asociativo del equipo de Luis De la Fuente.

Tenía el balón y tenía el control. Había pasado media hora de partido y ni rastro de los jóvenes italianos que no encontraban el antídoto. Pero, de pronto, un balón largo de Barella desató el caos en la tierna defensa española, aunque todo nació en un delicioso control de Federico Chiesa, el punzante y venenoso extremo del Fiorentina. El demonio que tumbó a 'La Rojita'.

A partir del control llegó el tanto del empate de Italia. Quedó hipnotizado Martín Aguirregabiria, el lateral derecho del Alavés. Cuando quiso darte cuenta, Chiesa iba volando por su banda sembrando el caos sin intuir que Unai Simón, el portero del Athletic, iba a contribuir de manera involuntaria.

Se deshizo del defensa vasco y cuando apareció en el área, sin que Vallejo acudiera en ayuda de su compañero para cerrar el boquete, soltó un gran zurdazo. Unai creía que el delantero italiano centraría. Creyó equivocadamente porque abandonó su palo más cercano. Por ahí se desgarró España.

Tal vez pagó Unai Simón la escasa actividad que ha tenido esta temporada. Ha jugado 11 partidos en 11 meses de competición y el último de ellos data del lejano 16 de enero. Demasiado tiempo sin tener tomadas las medidas de la portería. Ese gol castigó, y mucho, la confianza de España, quien había dominado con autoridad en el inicio del partido. Llegó a pedir el final de la primera mitad porque Italia había detectado su debilidad futbolística, pese a que Ceballos y Fabián Ruiz se hubieran adueñado del balón. Luego, todo lo que podía ir a peor iba a peor.

Chiesa seguía siendo un demonio, mientras Carlos Soler se asomaba, al menos, con intención buscando un disparo peligroso. Aunque quien desequilibró, y de verdad, el partido fue el extremo italiano. No lo vio España en el 1-1. Tampoco lo encontró en el 2-1 cuando llegó antes que nadie para sorprender a toda la defensa de De la Fuente. Yel penalti, pitado por el VAR, certificó la caída española.