El Villarreal volvió a tumbar a un equipo grande. Ya lo había hecho con el Real Madrid, Atlético, Sevilla o Athletic Club y anoche fue el Nápoles el que inclinó la rodilla. Un golazo de Denis Suárez acerca un poco más los octavos, aunque todavía quedan un mundo para sellar el pase o mejor dicho 90 minutos de más esfuerzo, sacrificio y entrega en el estadio de San Paolo. Pero eso para este grupo de futbolistas no es un obstáculo porque es algo que hacen cada vez que saltan al campo.

El Villarreal logró dejar a cero a un equipo con un potencial ofensivo inmenso como el napolitano, que se marchó del Madrigal con una sola ocasión clara de gol. No fue un partido de muchas ocasiones, pero el Submarino logró inquietar más de lo normal a un equipo que también hace gala de un gran poder defensivo.

noche de las grandes // El Madrigal vivió una nueva noche europea, tejiendo un ambiente mágico con una gran entrada pese a lo temprano de la hora para una localidad tan industrial como Vila-real. La afición del conjunto amarillo hizo bueno el lema de Tú también juegas y fue un soporte magnífico para un Villarreal que volvió a ser competitivo.

Un detalle, una genialidad, un error inesperado o un resbalón no previsto estaban destinados a ser los elementos diferenciales de una eliminatoria entre dos de los grandes equipos de la competición que llegó como un parto sietemesino. La igualdad de Villarreal y Nápoles es máxima en estos momentos y todavía más cuando el resultado depende del último asalto en San Paolo.

Los amarillos saltaron al Madrigal con el once de gala. El Nápoles sí efectuó hasta cinco o seis cambios en su equipo titular reservando a pilares como Higuaín, Allan, Raúl Albiol o Insigne.

DUELO DE ESTRATEGAS // En el tablero táctico el equilibrio y el respeto al rival componían los movimientos de una partida en el que el Villarreal diseñó su 4-4-2 de manual, por el 4-3-3 de Maurizio Sarri, pero era una cuestión de simple matiz, porque en la primera parte el juego se mantuvo encerrado en un molde del que ninguna pieza se apartó lo más mínimo de las coordenadas prefijadas de inicio.

No hubo apenas resquicios para el contragolpe ni tampoco demasiados huecos para atacar puntos débiles, inexistentes por otra parte, del rival. Poco fútbol de ataque con las áreas totalmente electrificadas impidiendo el acceso a extraños. La única oportunidad medio reseñable del primer acto pasó por un error de la zaga del Nápoles, que Soldado intentó aprovechar con celeridad pero se topó con un Pepe Reina rápido de reflejos y en plena forma. Poco más reseñable en el primer tiempo, con un fútbol que nunca logró salir del molde, marcado por el respeto mutuo que ambos conjuntos se dispensaron.

La segunda parte fue diferente. Nápoles y Villarreal recuperaron su personalidad y fueron de cara a por el triunfo en este primer round, pero en esa batalla, el Submarino demostró más empaque como equipo, más atrevimiento y un punto más de talento. Y eso que Sarri echó mano de Gonzalo Higuaín, Allan e Insigne.

El Nápoles solo inquietó a Areola en un tiro de Callejón. Con el partido ya roto, Denis Suárez hizo de Bruno. Le robó el balón al capitán, y mandó como un obús el balón a la red en un libre directo magistralmente ejecutado.

El Madrigal lo vivió con locura, porque es un gol que tiene más valor del que indica el apretado 1-0. San Paolo no será fácil, pero es que desde que salió la bola del bombo con el nombre del Nápoles, el sufrimiento estaba asegurado. El pase sigue siendo complicado, pero gracias al bombazo de Denis, un poquito menos. Un grandísimo Villarreal. H