Acostumbran a compaginar su trabajo con el deporte, pero últimanente han dejado en un segundo plano las zapatillas y el chándal para ponerse en primera línea en la lucha contra el coronavirus. Hay atletas del Playas de Castellón, jugadoras del UBE L’Illa-Grau de voleibol y entrenadores del Handbol Vila-real, entre otros muchos deportistas de clubes provinciales, que están centrando todos sus esfuerzos en ayudar a la sociedad en estos momentos tan difíciles y contribuir a que la pandemia se detenga y no se incremente el número de víctimas por el covid-19.

Pablo Arrufat, Rufo, como se le conoce en el mundillo del balonmano provincial, es enfermero en el Hospital la Plana de Vila-real y se enfrenta a diario con situaciones de lo más delicadas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del centro hospitalario. «Estaba trabajando en la planta de medicina interna del hospital, donde estaban ingresando los primeros pacientes con coronavirus, hasta que la pandemia ha ido a más, y entonces pasé a la UCI porque tenía experiencia de cuatro años allí», comienza relatando el también entrenador del equipo masculino de Primera Nacional del Handbol Vila-real.

Falta de medios

«Si en planta los medios eran bastante limitados, en la UCI nos tocó improvisar, porque ni este hospital ni imagino que ningún otro de la zona estaban preparados para algo así. Tocó ampliar el personal en UCI, reforzando con personal de quirófano y de otras plantas, y estamos trabajando con los casos más graves», confiesa Rufo, quien no duda en añadir que «es una situación muy complicada y la gente tiene miedo de caer enferma porque ya hay compañeros infectados».

Cristina Ferrando, campeona de España de salto de altura, ejerce de matrona en el Hospital General de Castelló. No trata de forma directa con los pacientes con coronavirus, pero sí trata de poner su «mejor sonrisa» para acompañar a las mujeres en su proceso de parto «en estos tiempos tan difíciles». «Ahora no es momento de trabajar para el alto rendimiento deportivo, sino de colaborar todos juntos en frenar la curva y preservar la salud porque, sin salud no hay objetivos deportivos, laborales, ni de ningún tipo. Toca estar separados, aunque más unidos que nunca, porque juntos volveremos a llenar gradas y sentir la adrenalina en una pista de atletismo», reconoce.

Sus compañeras de equipo, Lidia Sánchez Puebla y Marta Frechilla, también siguen muy de cerca todo lo que acontece. La primera de ellas, atleta internacional, es estudiante de sexto de Medicina y espera una llamada para poder ayudar en la medida de lo posible. «La situación que estamos viviendo, obviamente, me preocupa, y me encantaría aportar mi granito de arena para ayudar a esos pacientes que tanto lo necesitan. Mientras tanto, me toca esperar a que me llamen para ayudar y trabajar en la recuperación de toda la gente que lo necesita en este momento», dice.

Por su parte, Marta Frechilla, que es subcampeona de España en 800 ml, está especializada en medicina deportiva y, aunque no han requerido su presencia, está valorando la posibilidad de ofrecerse como voluntaria. «En Asturias la situación no es tan complicada como en otras comunidades y el sistema sanitario aún no se ha colapsado. Yo terminé Medicina hace dos años y me dedico exclusivamente al atletismo, pero si la situación empeora me ofreceré voluntaria de inmediato para colaborar en lo que pueda», declara la joven.

Farmacias y parafarmacias

Las hermanas Ana y Laura Eslava son jugadoras del UBE L’Illa-Grau de Superliga 2 Femenina y regentan la parafarmacia La Ronda y la parafarmacia L’Alcora. En las últimas semanas han tenido que reducir jornada, trabajan mediante pedidos por teléfono, e-mail o redes sociales. «Trabajamos tres días a la semana de forma presencial y estamos estudiando la posibilidad de repartir a domicilio», explica Laura.

«La primera semana fue catastrófica y la gente se agolpaba en la calle. Hubo muchísima demanda y después se ha ido calmando la cosa: ahora ya no hay tanta gente en la calle, respetan mucho más el metro de seguridad...», recuerda.

Lo cierto es que, al igual que en otros muchos sectores, a las farmacias y parafarmacias les ha tocado ir adaptándose a medida que iban transcurriendo las jornadas. «Los primeros días dejábamos entrar en la parafarmacia de dos en dos, pero la semana siguiente dejamos el mostrador en nuestra propia puerta y empezamos a servir a través de la puerta de entrada, respetando igual el metro de seguridad y nosotras con mascarilla y guantes», añade. Otra de las medidas que han llevado a cabo es reducir el personal para evitar que todas las trabajadoras estuvieran expuestas.

En la plantilla del UBE L’Illa-Grau hay también otra deportista en primera línea, Bárbara Valenzuela, quien es residente en el Hospital General de Castelló y está ejerciendo estos días a un ritmo frenético; y Berta Vela, estudiante de Medicina en la Universitat Jaume I.

"Lo que más impacta es cuando a pacientes relativamente jóvenes, de entre 50 y 60 años, les tienes que decir que se quedan ingresados aunque están estables porque muchos se ponen a llorar y se emocionan. Eso es realmente es lo más duro porque, además, no pueden haber familiares ni acompañantes porque están en aislamiento. La atención emocional es lo que más duro hace las guardias", comenta Bárbara, quien al mismo tiempo resalta el buen ambiente del hospital y el apoyo que se dan unos a otros.