La mayoría de los últimos duelos de rivalidad auntómica entre el Valencia y el Villarreal en Mestalla han tenido un valor añadido al del lógico orgullo por derrotar al principal rival geográfico. El empate de ayer ante el Athletic aumenta el valor de la cita del próximo sábado en el feudo valencianista, que ya era de por sí elevado para ambos antes de la última decepción del conjunto amarillo, que, como mal menor, logró recortar un punto a un Celta que sigue marcando la frontera de la salvación, ahora a solo una victoria de distancia. Si para el Valencia ganar el sábado al Submarino le ayudaría enormemente a congraciarse con la grada de Mestalla, muy crítica con la temporada de los de Marcelino, para el Villarreal irse de la capital del Túria por cuarta temporada consecutiva con los tres puntos sería algo así como la vida.

Romper la dinámica negativa desde la llegada de Luis García al banquillo groguet —todavía no ha podido celebrar una victoria en la Liga— y hacerlo en una plaza de tanto valor simbólico como Mestalla podría ser el marcador que catapultara definitivamente al Submarino hacia la resurrección, futbolística y anímica. El Villarreal no llegaba a Mestalla en una situación tan complicada como la actual desde mayo del 2012. En aquella ocasión, solo necesitaba un punto en la penúltima jornada para salvarse de un descenso que, desgraciadamente, se consumó una semana después.

De Jonas a las venganzas

Un gol de Jonas en el 90 dio al traste con las esperanzas de un Villarreal que en las temporadas posteriores siempre ha tenido en mente aquel encuentro de infausto recuerdo. Tanto, que en los últimos años la entidad amarilla ha reservado para las visitas al campo de su gran rival sus mayores celebraciones.

En mayo del 2016, entrenados por el actual técnico che, el Villarreal festejó sobre el césped de Mestalla su billete para la previa de la Champions. El 0-2 y el gran premio que suponía para el Submarino escoció de lo lindo en Mestalla. Más o menos lo mismo que el 1-3 de poco más de un año después (21 de mayo del 2017), entonces para confirmar la plaza directa para la liguilla de la Europa League. La tendencia positiva se alargó hasta la pasada campaña. El 0-1 en diciembre del 2017 fue uno de los mejores resultados de un Javier Calleja que consiguió enderezar el rumbo del Submarino con dos triunfos consecutivos en Vigo y en Mestalla para ya no abandonar las plazas europeas.

El derbi del próximo sábado puede volver a tener la llave de la reacción. Tres puntos importantes tanto para empezar a ver cerca la salida de la zona de descenso como para obtener el mejor refuerzo moral posible para el equipo... y para la afición.

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