Óscar Cano llegó al CD Castellón el 10 de diciembre del 2018 (el próximo martes cumple un año). Era el tercer entrenador de la temporada y el Castellón solo había ganado un encuentro. Ahora, 12 meses después, la situación es radicalmente distinta. Este es el balance que hace de su estancia en Castalia.

"Doy las gracias a todos los que permitieron que yo estuviera aquí, a la anterior dirección del club junto a la que ahora preside: todos estuvieron de acuerdo en que viniera. Fui muy bien acogido, pese a lo complicado de la situación; sobre todo por la plantilla: como creyeron en mí, sus elogios públicamente y a nivel íntimo, como nos hemos ido convirtiendo en una gran familia que pasó por una situación muy fea...Si algo tengo que destacar, no es el haber mantenido la categoría, que es muy importante, con unos números extraordinarios, sino haber contribuido a que todo el mundo esté en comunión. Me siento muy a gusto, en un sitio magnífico: mi voz tiene peso aunque no es la que se decide, se me tiene en cuenta incluso para alguna cosa del fútbol base, algo que me llena de responsabilidad y de alegría. Somos un club que va a llegar donde tiene que llegar, conmigo o sin mí; espero algún día poder sentirme orgulloso de lo que se ha construido aquí, de ser una pieza más dentro de ese puzle que había que montar. Son todo alabanzas: en las malas nos hemos mantenido unidos y ahora, en las buenas, las estamos disfrutando. Tratamos de tener algo que pocos clubs tienen, que es identidad, que se nos reconozca por algo, una marca futbolística...".