No todos los días un jugador de fútbol tiene la posibilidad de clasificarse para disputar un Mundial sub-20, máxime si no se pertenece a la cantera de un club de primer nivel. Jesús Iglesias sí que puede levantar la mano cuando le pregunten por algo así. El joven portero del Onda, que juega con más asiduidad con el conjunto juvenil que compite actualmente en Preferente, disputó durante la pasada semana la fase de clasificación para el Mundial sub-20, una cita que ningún juvenil quiere perderse y que este año tendrá lugar en Indonesia.

El meta castellonense, aunque de ascendencia dominicana, disputó con su selección los tres duelos, ante Anguila (6-0), Dominica (2-0) y Granada (1-0). Todos ellos tuvieron lugar en el estadio Olímpico de Bayaguana, de la República Dominicana.

Iglesias se inició en el fútbol como portero, no así como otros niños que comienzan como jugadores de campo y, posteriormente, encuentran su lugar bajo los palos. El Betxí fue su primera casa, donde militó durante dos años en edad prebenjamín; posteriormente pasó al Castellón, donde defendió la elástica albinegra por cuatro temporadas hasta alevines. Tras su paso por la entidad de la capital de la Plana recaló en el Torre Levante, en Autonómica Infantil; y también jugó en la misma categoría con el Crack’s.

En edad cadete regresó a la provincia de Castellón para militar en los cadetes B y C del Roda. En su etapa juvenil formó en Nules, donde incluso debutó en Preferente con el primer equipo con tan solo 16 años. Su buen hacer de rojillo llamó la atención de un Onda que le incorporó el curso pasado para el juvenil A, de Preferente, aunque también hizo la pretemporada con los mayores, a las órdenes de Jacint Guimerá. Este curso continúa curtiéndose en el juvenil rojiblanco y también es el tercer meta del primer equipo.

Una ilusión

Un camino tortuoso pero en el que Jesús Iglesias ha tenido que sortear todos los obstáculos que emanan en estas categorías para hacerse un nombre y poder alcanzar el Mundial sub-20.

El meta rojiblanco destaca por su fortaleza física y envergadura; además, se caracteriza por tener una buena colocación y buenos reflejos, aunque su especialidad es el uno contra uno.

A sus 18 años, el joven portero del Onda tiene por delante todo un futuro por recorrer y un presente ilusionante, que deberá continuar labrándose a base de trabajo y sacrificio.