La taquicardia es una afección en la que el corazón late a un ritmo anormalmente rápido de más de cien latidos por minuto. Este tipo de arritmia es causada por una anomalía en el sistema eléctrico del corazón. La ansiedad y la taquicardia son patologías que, según dicen los que entienden de esto, aumenta sobremanera el número de víctimas en periodos de competición futbolística y más, en sus fases finales.

Y, cuando llegan las fechas finales, cualquier nimiedad es motivo para agudizar los trastornos ya existentes, o para provocarlos si no han hecho acto de presencia todavía. El ritmo cardíaco del aficionado se altera notablemente cuando el equipo de sus amores se juega algo gordo en las últimas jornadas, debido al alto grado de implicación emocional que le embarga.

EL DRAMA DEL DESCENSO// Y uno, en su manifiesta ignorancia, se pregunta a si mismo cuando el aficionado pasional puede estar más cerca de que le reviente el pecho, si cuando su equipo está a punto de ganar algún título, o cuando en el último partido puede descender de categoría.

La gente del Deportivo debe estar acostumbrada a todo; su equipo salvó el pellejo la pasada temporada en el último suspiro, gracias a esa privilegiada habilidad que atesora el técnico del Barcelona para dejar que se le vayan puntos que ya tiene en el bolsillo en un partido que iba ganando 2-0 y los coruñeses acabaron empatando para salvarse.

Esta vez serán Villarreal y Real Madrid sus dos últimos escollos y, como el conjunto gallego no sea capaz de ganar uno de los dos encuentros que le restan, el drama está servido pese a estar ahora mismo cuatro puntos por encima del Sporting de Gijón, primer equipo en puestos de descenso con 35 puntos.

Por si acaso, que en A Coruña tengan preparados los desfibriladores bien a mano, porque da la impresión de que las emociones fuertes van a poner a prueba la resistencia de los corazones.

No en vano, el cuadro de Riazor únicamente ha conseguido sumar los tres puntos en juego en la segunda vuelta en una ocasión. Fue en la jornada 30 en su propio estadio, a mediados de marzo y ante un Levante UD que como el tiempo ha confirmado, olía a Segunda División.

Es por eso que el Deportivo de la Coruña no puede, ni debe, hacer cálculos mirando al resto de equipos que pugnan por salvarse ni esperar favores ajenos. Que no lo olviden. Dos milagros en un año son raros de ver. H