El día de la madre y fue la madre de todas las carreras, en la que Marc Márquez (Honda), tetracampeón del mundo de MotoGP, ganador de Austin (Texas, EEUU), dominador de cuatro de los últimos cinco campeonatos, mandamás del Gran Premio de España, triunfó a lo grande, provocando el caos a sus espaldas y dedicándole la segunda victoria consecutiva de la temporada a su madre, Roser Alentá, que le esperaba en el corralito con una sonrisa.

Márquez diseñó, en el día que Jerez, a donde acudieron 68.020 espectadores, homenajeó a Ángel Nieto celebrando eufórico la vuelta 13 (12+1) de cada carrera, un Gran Premio perfecto, un adelantamiento determinante, apoteósico, mundialista a Jorge Lorenzo (Ducati) y una escapada arrolladora, que lo convirtió en el ganador, líder y favorito del Mundial, cumplidas solo cuatro carreras tras sumar 63 triunfos (105 podios) en 172 carreras.

TÁCTICA // Márquez aseguró el sábado que «si se cuadraban las cosas» podía ganar. Y él se encargó de cuadrarlas. Primero, modificando con su ingeniero Santi Hernández un nuevo cambio de velocidades para la parte final del trazado andaluz, que se le atragantaba. Segundo, llegando a la parrilla de salida con un neumático (duro) que no pensaba utilizar y confundiendo a sus adversarios (por ejemplo, a Andrea Iannone). Tercero, haciendo una de las mejores salidas de su vida (arrancaba desde la segunda fila). Cuarto, jugándose la vida en una frenada bestial, en la curva dedicada a Lorenzo, para superar, precisamente, al mallorquín. Quinto, apretando los dientes y adquiriendo dos segundos de ventaja sobre Lorenzo, Andrea Dovizioso (Ducati) y Dani Pedrosa (Honda). Sexto, salvando una derrapada ¡a 230 km/h, por culpa de la gravilla que había dejado en su accidente Thomas Luthi, a siete vueltas del final. Y, séptimo, dejando un inmenso caos a sus espaldas, que acabaría provocando la caída múltiple que eliminaría a sus tres perseguidores.

Márquez ya olía a ganador («ninguno de nosotros podía alcanzarlo», reconoció Dovi) cuando, sobre sus huellas, en su estela, se produjo el accidente más espectacular en años. Dovizioso entró superlargo en la Dry Sack, una curva veloz de derechas, en un intento desesperado por el interior para superar a su compañero. Era misión imposible. Lorenzo le dejó hacer y para evitarlo, el mallorquín se metió hacia dentro de la trazada sin acordarse, sin pensar, sin reparar, sin tener en cuenta que llevaba ya 17 giros con Pedrosa pegadito a su colín. Y, en efecto, ahí estaba, en la interior de la curva, en la cuerda del giro, un Pedrosa portentoso, decidido a aprovechar el doble despiste y pique de los pilotos de Ducati. Y, en ese instante, fue cuando Dani impactó en la pierna derecha de Lorenzo y salió volando provocando, sin querer (por más que los ducatistas pretendieron echársela «porque es el único que lo puede ver todo, que está de frente»), la caída del mallorquín y del italiano. El vuelo de Pedrosa fue tremendo y sufrió un golpe horroroso en su cadera derecho, que ya se verá si le permite participar este lunes en el test del trazado jerezano.

ALEGRÍA // «He ganado sin ser el más rápido», explicó Márquez al bajar del podio. «El más rápido era Dani (Pedrosa). Yo he jugado mis cartas y sabía que, en el adelantamiento a Lorenzo, estaba el 50% de mi victoria. Superado Jorge, sabía que les dejaba un buen marrón a Dovi y Dani, pues Lorenzo es muy duro de superar en Jerez». En esa maniobra, casi suicida, Márquez empezó a acariciar el Goya de Ángel Nieto. «Era un busto que ansié, deseé y decidí conquistar desde que lo vi en manos del alemán Philipp Oettl, ganador de Moto3», admitió.

Hace ahora 50 años, otro catalán magistral Salvador Cañellas (Bultaco TSS 125cc) dio la sorpresa en Montjüic, conquistando la primera victoria de un español en el Mundial de motociclismo. Más de 18.000 días después, Márquez empezó a esculpir su quinto título mundial en seis años.