Por la cabeza de Rodrigo Hernández debieron pasar muchas cosas en los dos primeros meses como jugador del primer equipo, un honor que el canterano recibió como un premio a todo lo bueno apuntado la pasada campaña, en la que fue el faro del filial —se le quedó la espina del frustrado ascenso— y se dio a conocer a toda la España futbolística en un escenario como el Bernabéu y en un derbi en Mestalla en el que dirigió las operaciones junto a Trigueros en un triunfo de prestigio que dejó vista para sentencia la plaza de Champions.

Se fue Marcelino dejándole el 16 a la espalda y llegó Escribá, lógicamente con menos referencias que el asturiano sobre la última perla de la cantera amarilla. Al actual técnico le costó confiar en el madrileño, el perfil de futbolista más parecido al capitán, Bruno, que se puede encontrar en Miralcamp. Pero en el día a día, Rodrigo ha ido convenciendo hasta convertirse, hoy por hoy, en la primera opción del entrenador a la hora de realizar rotaciones en un doble pivote que tiene al de Artana y a Trigueros como dueños. «Tiene a gente muy importante delante, a muy buenos jugadores, pero si sigue entrenando como lo está haciendo y sigue esperando su momento demostrará lo gran jugador que es», apunta Fran Escribá sobre un futbolista al que ya no duda en calificar como «un diamante».

EL GRAN DÍA DE TOLEDO / Han llegado los minutos y las titularidades, aunque hasta el pasado miércoles Rodrigo —ya no el Rodri de la cantera— abandonaba los escenarios en los que actuaba desde el inicio con una sensación agridulce. Feliz por completar 90 minutos, pero triste por el marcador. Lo jugó todo en la Europa League ante el Osmanlispor y el Villarreal se complicó su futuro continental; repitió en San Mamés y el equipo amarillo firmó una de sus tardes más grises en la Liga. Hasta Toledo. En la Copa, por fin, Rodrigo disfrutó en el campo y, después, en la celebración en el vestuario, satisfecho por haber puesto en el Salto del Caballo «la intensidad y la garra» que Escribá solicitó a los suyos para romper la dinámica negativa de resultados.

Consolidado ya en la dinámica de rotaciones, Rodrigo ve el futuro ya con más calma y consciente de que el cuerpo técnico cuenta con él, «cuidándole y midiendo su protagonismo», recalca Fran Escribá, que espera ser importante en la progresión del centrocampista de 20 años.

INICIOS DIFÍCILES / «El mister me dice que aquí todos somos importantes, que lo que quiere es que el nivel no baje juegue quien juegue», dice Rodrigo, quien pese al buen momento por el que atraviesa reconoce que «los inicios no han sido nada fáciles». La paciencia ha sido la mejor receta para sobrellevar los peores momentos, como también la sensación que tiene el futbolista de que su fútbol «va creciendo» a medida que se va asentando su ascendencia en el equipo groguet.

Desde ayer, Rodrigo ya piensa en el próximo compromiso ante el Leganés, en el que, probablemente deberá dejar su sitio en la medular para continuar con el sistema de rotaciones. «Hay que ir a ganar, con la misma intensidad que demostramos ante el Toledo», sostiene el madrileño, dispuesto a que su brillo de diamante no deje de ofrecer destellos de aquí al final de su primera temporada entre los grandes.