Llegadas estas fechas, el negocio del fútbol se convierte en un mercado persa en el que prima el rumor interesado, el comentario de barra, la filtración, el secretario técnico que la deja caer y luego ni desmiente ni afirma. Mucha palabrería, y finalmente muy poca materia tangible.

Denis Suárez lleva días siendo oscuro objeto del deseo de un Barcelona que todo lo dice a medias; el tema ya cansaba y era para estar hasta los mismísimos. Fernando Roig ha cortado por lo sano: De aquí no se mueve. Denis es un jugador diferente que destila talento por arrobas, pero en el Camp Nou estaría condenado a un papel secundario.

El Barça no lo ha ganado todo por Luis Enrique, sino por Messi, Suárez y Neymar y su entrenador les rinde pleitesía; lo juegan todo y no los cambia ni aunque estén reventados y ganando por 8-0; hasta Pedro tuvo que hacer las maletas.

Y ahora se incorporan Aleix Vidal y Arda Turan. ¿Cuando iba a jugar Denis? No será este humilde escribidor el que le aconseje -faltaría más-, pero haría bien el muchacho en recordar casos como los de Vietto o Cheryshev, ídolos aquí y carrito del pescado en sus actuales equipos.

Es la eterna historia del fútbol, de quienes un día se fueron en busca del paraíso sin darse cuenta de que el paraíso era lo que dejaban atrás. H