El Mini Estadi de la Ciudad Deportiva de Miralcamp vivirá el próximo sábado (17.00 horas, Televisión de Castellón Mediterráneo y Villarreal CF Live) un apasionante derbi de Segunda B. Nueve temporadas después, Villarreal B y CD Castellón se verán las caras en feudo groguet, en un encuentro determinante para las aspiraciones de ambos. Por parte amarilla, para consolidarse como líder del grupo III, y por la albinegra, para prolongar la racha de cuatro jornadas sin perder (dos victorias y dos empates), seguir escalando en la clasificación y, de una vez por todas, salir de la zona de descenso.

Un duelo que medirá a dos equipos en buen momento y que están marcados por el sello propio que pautan sus técnicos: Miguél Álvarez y Óscar Cano.

Pese a tratarse de conjuntos de 2ª B, vila-realenses y castellonenses tienen un denominador común: el balón, es decir, la posesión. Aunque cierto es que con matices que los convierten en equipos con estilos singulares.

LAS PARTICULARIDADES DEL ‘B’ / Empezando por el lado local, Álvarez ha conseguido que el Villarreal B no sea un filial al uso. El filial groguet es un combinado camaleónico, que sabe adaptarse a cualquier tipo de superficie —es rentable en césped de calidad, en campos en mal estado o en hierba artificial— y se reinventa en función del resultado.

Álvarez siempre utiliza el 4-4-2 como sistema de cabecera, con laterales ofensivos, extremos profundos, una pareja mixta de mediocentros y dos delanteros. Incluso en muchas ocasiones utiliza tres puntas, aunque es el rapidísimo ariete Mario González el que juega por la banda derecha de la medular.

El propósito del equipo es ser el dominador y tener la posesión, pero el B sabe adaptarse, navegar contracorriente e incluso con el marcador a favor, si el rival aprieta, es sólido defensivamente y sabe ser un bloque que sale a la contra con rápidas transiciones.

LA MANO DE CANO / En cuanto a los orelluts, el granadino Óscar Cano ha significado una dosis de aire fresco que ha revitalizado a un equipo moralmente hundido. Con su discurso, el entrenador albinegro ha resucitado en solo cinco semanas a un equipo con la autoestima por el suelo y cuya confianza de los futbolistas brillaba por su ausencia.

El míster es un metodólogo del fútbol y tiene como premisa innegociable jugar y ser importante en los encuentros a través de la posesión, como ha quedado reflejado en los partidos.

Es un entrenador valiente, atrevido, que utiliza un esquema mixto, cambiante, que parte con defensa de tres y alterna sistemas similares al atípico 3-5-2, 3-1-5-1 ó 3-4-2-1, y durante los partidos y en función de si marca o no, pasa a emplear un 4-5-1.

Sin duda, dos equipos de calidad y que tienen sello propio.