Jean Pierre Drucker (BMC) fue el más rápido en Peñíscola, que acogió un final de etapa de la Vuelta a España 35 años después. Tras esta larga espera, en la localidad del Baix Maestrat se disfrutó de lo lindo de una jornada muy esperada por los aficionados de la provincia de Castellón y que también se vivió con intensidad en cada una de las localidades por las que pasó la serpiente multicolor,

El luxemburgués aprovechó la cita de velocistas que se produjo en la Ciudad en el Mar --un hecho que se esperaba tras la dura etapa que tuvo lugar el domingo en Formigal-- para imponerse al esprint en la 16ª etapa de la Vuelta, que partió de Alcañiz y que pese a ser de transición se rodó a un elevado ritmo.

Drucker, un especialista de ciclocrós de 30 años, sufrió en Pirineos y a punto estuvo de bajarse de la bicicleta. Pero su intuición le dijo que en Peñíscola podía alcanzar su día de gloria. Acertó. Se impuso por velocidad a los alemanes Rudiger Selig (Bora) y Niklas Arndt (Giant), con un tiempo de 3.21:18 horas, en un trayecto disputado a una media de 46,6 por hora.

Jornada de transición pura para los favoritos, que salvaron el día sin incidentes, en sus puestos y contentos pensando en el día de descanso que les espera en Castellón y provincia. Quintana, feliz con el colchón de 3.37 minutos sobre Froome y 3.57 respecto a Chaves. Alberto Contador, cuarto, al acecho, a solo cinco segundos del podio. Tal vez planeando ya su próxima emboscada.

Después de las dos grandes etapas de alta montaña en los Pirineos, el pelotón se fue a la playa bajo un sol de plomo entre la capital de la Comarca del Bajo Aragón y la veraniega Peñíscola. El Alto al Castillo de Morella, de tercera, era la única dificultad montañosa de la jornada.

Por allí pasaron los seis escapados del día: el Lince marbellí Luis Àngel Maté (Cofidis), el joven noruego Bystrom (Katusha), de 24 años, campeón del mundo sub-23 en el 2014, el suizo Dillier (BMC) y el francés Morice (Direct Energie), el italiano Villella (Cannondale-Drapac) y el portugúes Faria da Costa (Lampre-Merida).

el pelotón, atento // Proyecto condenado de inicio, ya que el pelotón en ningún momento permitió un retraso de más de tres minutos. Había hambre de esprint después de días duros en las montañas. El Giant-Alpecin, IAM, Bora-Argon y Dimension Data se encargaron de que hubiese una llegada masiva, por eso a 15 kilómetros terminó la fuga.

Había temor por el viento cuando la carrera se pegó a la costa, pero Eolo no sopló, aunque falta hizo, ya que la temperatura superaba los 35 grados, insoportable con la humedad. No apareció el viento y los líderes se echaron a un lado. La etapa la iban a negociar los velocistas que quedan en carrera, los supervivientes de la montaña. Y se da la circunstancia de que los 13 primeros de la etapa se encontraban entre los repescados del día anterior por haber llegado fuera de control. H