El cielo chorreba agua y la pista era un espejo. La lluvia convertía la carrera en algo imposible y, sin embargo, ellos se deslizaban por el asfalto como si estuviese seco. Sus rivales se derretían bajo el diluvio. Valentino Rossi se caía, Dani Pedrosa abandonaba, Maverick Viñales desaparecía y Jorge Lorenzo iba haciendo incomprensiblemente la goma.

En el día más esperpéntico de la temporada, en el circuito donde se fabrican los sueños, ante los ojos de todos sus jefes japoneses, Marc Márquez y Andrea Dovizioso protagonizaron, de nuevo, uno de los mayores y más atrevidos espectáculos de la tierra: jugar al escondite con motos que superan los 300 km/h.

YA SOLO QUEDAN DOS // El GP de Japón fue tan impresionante, que no podía acabar de otra manera que imitando a la Cúpula del Trueno, dos entran, uno sale. Ya está. Rossi ya no cuenta; Pedrosa, casi, y Viñales ha jurado dejarse el alma el domingo, en Phillip Island (Australia), para intentar el más difícil todavía, alargar su pelea con esos dos monstruos hasta la paella en Cheste (Valencia).

Mirando el palmarés de Dovi y comparándolo con el libro de Márquez no hay color: gana el español. Pero esto no va de eso. Va de mecánicas poderosas y chicos atrevidos. Y la Ducati (cuatro de sus motos entre las 10 primeras) es mucho mejor que la Honda (solo una RC213V, la de Márquez, entre las 10 mejores). Da la impresión de que a Dovi le encanta el reto. «Sí, me encantaría pasar a la historia como el antimárquez, pues Marc es el mejor piloto en el cuerpo a cuerpo y parece que puedo ganarle», señala.

COMPARATIVA // Dovi tiene 31 años; Márquez, 24. El maestro, como le apodan en Italia, ha corrido 273 grandes premios; el nen de Cervera, solo 165. El de Ducati suma 82 podios (solo 16 victorias); el de Honda, 100 (60 triunfos), siendo el piloto más joven de la historia que llega al centenar. Andrea ha sido líder este año en 43 vueltas; Marc, en 85; Dovizioso suma cinco victorias (Italia, Barcelona, Austria, Inglaterra y Japón); Márquez, otras cinco (EEUU, Alemania, Brno, Misano y Aragón). Pero, llegado este momento, diluvio, pista resbaladiza, título en juego, los dos han decidido convertirse en los gladiadores de la Cúpula del Trueno, provocando las delicias de 52.400 japoneses.

Y, como no tuvieron suficiente con la batalla de Spielberg, en las montañas de Austria, ayer regalaron la II parte. Una maravilla, una última vuelta de título. «Cuando llevas detrás a Marc sabes que se la va a jugar. Por eso he tratado de cerrar todos los huecos, pero Marc siempre encuentra dónde meterse. Suerte que, como en Spielberg, se ha ido largo y he podido ganarle en aceleración y vencer», contaba Dovi.

«No sé cómo he podido trazar la curva y no caerme», dijo Márquez. «Es importante que los rivales vean que, aunque te estás jugando el título, te atreves», explicó el español sobre su salvaje ataque final al italiano.