Tremendo, único, colosal, brutal. Solo un muchacho con el coraje, agresividad y determinación de Marc Márquez (Honda) podía protagonizar, con otro fabuloso piloto, pero mucho más calmado, más sereno, menos peleón, caso del italiano Andrea Dovizioso (Ducati), un duelo de ese tamaño y, sobre todo, vistosidad. Ganó Dovi, sí, cierto, pero el héroe, por su intento, colada y derrapada magistral, volvió a ser Márquez. El catalán, con la segunda plaza, aumenta su ventaja en el Mundial de MotoGP. Antes de empezar el Gran Premio de Austria, delante de 90.560 espectadores, superaba a Maverick Viñales (Yamaha) por 14 puntos, pero ahora aventaja a Dovi en 16 puntos.

La gesta, la proeza, la maniobra, la imagen que define el gran premio del Red Bull Ring, fue en la última curva de izquierda que da entrada a la meta del circuito austriaco. Y la protagonizaron, como todo el fin de semana, Márquez y Dovizioso, Dovizioso y Márquez, que se habían escapado ya de Dani Pedrosa (Honda) y muchísimo más de los dos oficiales de Yamaha, Viñales (sexto) y Valentino Rossi (séptimo).

Es siempre alguien contra Marc Márquez. Es siempre un candidato contra el favorito. Es siempre un magnífico o alguien que quiere serlo, alguien que se le parece, contra el más atrevido de la historia. Es siempre alguien que quiere brillar, codearse con el campeón más agresivo que ha existido nunca. Es siempre un perseguidor contra el líder. Es uno de su generación, de la anterior o el más viejo, contra el chico que rompió, en el 2013, el año de su aparición en MotoGP, todos los récords de precocidad.

VAYA DESENLACE // Márquez, que llevaba el neumático duro por el blando de Dovizioso, trató de colarse por el interior de la curva. Dovi le dejó, convencido de que no conseguiría trazar el giro, pero el piloto de Cervera se sacó de la chistera otra de sus maniobras suicidas y, derrapando a saco, a tope, marcando rueda incluso sobre el piano blanco y rojo de la curva, consiguió volver al negro asfalto, pero ahí la aceleración de la Desmosedici del italiano hizo el resto. Mientras éste enderezaba su Ducati y aceleraba, le hacía un gesto con su mano izquierda (sin soltar el gas, por supuesto), como diciéndole «¡¿por dónde vas, hombre, muchacho loco!?».

Dovizioso cruzó la línea de meta como ganador, consiguiendo su tercer triunfo de la temporada (Italia, Catalunya y Austria), con el que asciende a la segunda plaza de la general, donde Márquez sigue aumentando su ventaja gracias a este tipo de espectáculo. Ahora tiene ya 16 puntos sobre Dovi, 24 puntos sobre Viñales, 33 puntos más que el Doctor y 35 más que su compañero Pedrosa, que ayer terminaba en el podio.

«la gente quiere espectáculo» // «He ido toda la carrera al límite, pero es la única manera de perseguir el podio, de intentar la victoria y, sobre todo, de mantener el mando del campeonato», comentó Márquez feliz, después de chocar sus manos con Dovizioso, que le repitió el gesto de «¡qué susto me he llevado!». «Esto es el Mundial, esto es MotoGP: la gente quiere espectáculo, y por eso tenemos que comportarnos así», añadía.

«He oído, sí, el rugir de la Honda de Marc en la última curva. He pensado, sí, claro, ¡es Marc, caray, es Marc!, así que sabía que lo iba a intentar. He dejado que se metiese por dentro, pero nunca pensé que trazaría la curva; le he visto derrapar, me he sorprendido y, al final, he podido ganarle al acelerar antes que él, porque yo estaba antes que él con la moto recta», explicaba el italiano. «Ha sido una victoria sensacional, no solamente por la pelea por el título, sino por poder premiar con ella al equipo, que se ha comportado maravillosamente», desarrolló un eufórico Dovizioso.