Hace aproximadamente un año, una importante compañía aseguradora lanzó un spot publicitario llamado ‘Efecto Pigmalión’, que me tocó el alma y en el que además se dicen muchas verdades.

Es algo que todos sabemos de algún modo, pero que puede que nadie te haya explicado nunca. Si tú a tu hijo antes de una carrera le dices: ‘te vas a caer, tú no vales para esto’, ese niño se va a caer. No hay más opciones, porque le has hecho creer que es posible. Y hay algo que le empuja a cumplir la profecía.

Pero si en lugar de eso, a ese mismo niño le dices ‘corre’, ‘vuela’, ‘no te detengas’, ‘y si te caes, aquí estoy para levantarte”..., ese niño jugará mejor que si nunca le hubieras dicho nada.

Hay una responsabilidad ineludible en cómo hablamos, en cómo tratamos a los demás. Porque nuestras palabras tienen un poder más grande de lo que nunca hubiéramos imaginado.

Cada día tienes la opción de cortar las alas de los demás hablando del miedo y de la incertidumbre. O puedes dejar que tus palabras les empujen hacia sus metas confiando en la capacidad infinita que hay dentro de todo ser humano.

Se conoce como ‘Efecto Pigmalión’ y funciona en cualquier momento de nuestras vidas. El ‘Efecto Pigmalión’ o profecía autocumplida es una teoría psicológica que habla de que una persona puede conseguir lo que se haya propuesto previamente a causa de la creencia de que puede conseguirlo.

Es verdad que nuestras creencias, y también nuestro lenguaje, determinan en cierto modo nuestra forma de pensar y actuar.

El running es un deporte individual, pero no por ello el deportista que lo practica está aislado del mundo, pues se suele entrenar en grupo y además como todo ser humano, la persona está rodeada de un entorno.

dejarse influenciar

Cuando hablamos o intercambiamos opiniones con el entorno, no se trata de ser ignorantes, sino de ser selectivos con la información que decidimos ver, oír y escuchar, pues hay personas que se les conoce como ‘tóxicas’ o negativas, que siempre estarán ahí para decirnos aquello de ‘¿pero, para qué corres?’, ‘no ves que es una pérdida de tiempo el correr’, ‘nunca llegarás a nada’, ‘Eeo de correr es una tontería’…

Como dice el famoso spot, muchas veces las personas no somos conscientes del daño que podemos causar a un deportista transmitiéndole mensajes frustrantes, de incertidumbre o simplemente negativos.

Lo mismo ocurre muchas veces entre los integrantes de un grupo de entrenamiento. Los runners suelen gastarse bromas, algunas de ellas un tanto pesadas, meterse unos con otros, generar cierta desconfianza en el compañero o compañera acerca de su estado de forma, su valía para el deporte, o incluso en ocasiones sobre su peso corporal.

Hay que tener cuidado y ser respetuoso con lo que transmitimos a los demás y qué podemos hacer llegar a creer a esa persona.

Por último están los ‘ladrones de sueños’, que son las personas encargadas de quitarte la ilusión de realizar algo, aludiendo generalmente a argumentos poco elaborados y bastante banales.

Mi consejo es que sigamos todos una célebre frase del actor Will Smith en la película En Busca de la Felicidad: ‘Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo ¿ok? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve por ello y punto’.

Sé selectivo con la información y no ignorante, sé realista con tus expectativas y no te subestimes o sobreestimes, escucha el consejo de los demás pero sé tú el dueño de tus decisiones, y cumpliendo con el ‘Efecto Pigmalión’ TÚ SÍ QUE PUEDES.

*Psicóloga Deportiva

twitter: @mvallsbarbera