Kiko Ramírez recelaba de la visita del Torrevieja... y sus peores presagios se cumplieron, aunque nadie habría sido capaz de imaginar un desarrollo del encuentro como el de ayer.

“Ha sido un encuentro loco que no nos ha beneficiado para nada”, arrancó. “Hemos encajado un gol infantil, en un córner, con un fallo muy grave. Luego hemos ido a remolque, a contracorriente, en un partido en el que estábamos siendo superiores y generando fútbol”, añadió el catalán.

A su juicio, la clave estuvo en la falta de efectividad: “Ha sido el partido con más córneres hemos tenido, pero no lo aprovechamos”. “El equipo ha generado ocasiones, pero ni los centros han estado bien ni los remates”, ahondó, antes de romper una lanza en favor de los suyos: “Este equipo tiene un ADN, ha remontado muchas veces. Se ha entregado; el problema de hoy [por ayer] ha sido que el pase desde la banda no ha sido bueno, ni tampoco el remate”. “Este equipo es fuerte y no le tiene miedo a un gol en contra”, contextualizó Ramírez.

Pero, por encima de todo, revoloteaba la acción determinante. “¿El penalti? El partido ha estado 10 minutos parado de reloj, es incomprensible que pasen estas cosas. Tariq, que los había metido todos, hoy no. Tras el fallo, pintaban bastos: nos ha podido más el corazón que la cabeza, el equipo se ha desajustado”, profundizó. “El penalti nos ha matado porque la jugada había acabado en el gol”, recordó sobre el empate interruptus de Antonio. “No hemos estado bien, como el día, ni yo ni los jugadores”, reconoció. “La parte positiva es que tenemos tiempo de rectificar”, reseñó.

“Al final, se te queda cara de tonto, porque ahora estaríamos hablando de un empate”, seguía dándole vueltas a la jugada. “Son aspectos psicológicos a trabajar, aquí suele pasar”, dijo, antes de evaluar al árbitro: “Ha hecho su trabajo, no puedo cargar las tintas sobre él”. “Hay que ser autocríticos y mirarnos a nosotros mismos: el partido lo hemos perdido nosotros mismos”, concluyó. H