Castellón y Peña Sport disputarán una eliminatoria en la que está en juego la clasificación para la tercera y última ronda de ascenso a Segunda División B. Un objetivo deportivo, sí, pero sobre el doble partido revoloteará el factor económico. Frente a frente, dos equipos pobres, aunque por distintos motivos.

Del Castellón ya se sabe (o, mejor dicho, se intuye) la profundidad de su agujero. Con una deuda de más de cuatro millones de euros dentro del concurso de acreedores y una previsión de que supere el millón en las últimas dos campañas, esta deuda por obra y gracia de la gestión de David Cruz. Con unos pagos pendientes a Hacienda desde hace meses y una fallida ampliación de capital de la que nadie sabe nada, la espada de Damocles de la disolución pende sobre el club que, a trancas y barrancas, se agarra a un hipotético ascenso, sino como tabla de salvación, sí para cambiar su historia reciente.

Si el Poblense ya hizo gala de su modestia, con un encomiable manejo de la eliminatoria que convirtió a su presidente en un personaje conocido en todo el país por su abnegada entrega, la Peña Sport es un nuevo ejemplo de humildad. El campeón del grupo navarro de Tercera hace malabarismos con un presupuesto de apenas 75.000 euros (para el primer equipo) que ni siquiera las taquillas extra (al menos dos) de la promoción, aseguran cubrir sin un esfuerzo suplementario.

LA SUERTE, EN SUS MANOS // Juan Antonio Cabrero es el presidente de la entidad tafallesa quien, además, tuvo la suerte del emparejamiento en sus manos. No en vano, sacó la bola de su equipo y la del Castellón, lo cual no le satisfizo en absoluto. «Nos hubiera gustado que fuera más cerca», ha sido su primera declaración a todo aquel medio que ha recogido su impresión sobre el cruce. El dirigente de la Peña no destila optimismo, precisamente. «Ahora toca organizar y animar a todo el mundo en este proceso, que se hace un poco largo», sostiene.

Cabrero tiene muy claras las prioridades tafallesas. «Queríamos jugar el sábado, pero el Castellón nos ha dicho que no era posible porque no es tradición allí, el comercio... Si no, lo antes posible: el lunes, todos los jugadores deben trabajar», constata. El dirigente de la Peña va más allá: «Tengo que sentarme a hacer números, porque no sé si podremos hacer noche allí el sábado o viajar el mismo domingo».

David Ruiz es su entrenador, perfectamente identificado con lo que desea el club. «La filosofía del club está clara: aquí queremos jugadores con ilusión y ganas de promocionarse». Nadie mejor que él para hablar de la Peña, ya que es de esta localidad de 11.000 habitantes. «Somos un club especial y, gracias a que tenemos un campo de hierba natural en buen estado, muchos jugadores quieren venir», explica como plus que da el equipo y que lo convierten en el segundo más popular de la región, solo por detrás del inalcanzable Osasuna.

El joven técnico (hoy mismo celebra su 36º cumpleaños), no obstante, avisa al que piense que se trata de un conjunto fuerte físicamente que basa su fútbol en buscar a un poderoso 9, curiosamente, un juego más propio del Castellón, obligado, sin duda, por el horrible estado de Castalia. «No somos el típico equipo norteño: tenemos gente que sabe tocar el balón, que se mueve bien por dentro, extremos rápidos...», reseña el entrenador, quien asegura que han digerido ya la derrota ante el filial del Las Palmas.