La ilusión le duró a la Ponferradina hasta que Bakambu quiso. El delantero congoleño resolvió por la vía rápida, en poco más de un cuarto de hora. Y se acabó porque el Villarreal también va a por la Copa del Rey. No hubo sorpresa en el Estadio de la Cerámica. No la hubo porque los amarillos se lo curraron a muerte para ser uno de los 16 equipos del bombo el próximo martes. Y también porque los chavales de la cantera siguen dando la cara y haciendo frente a la mala racha de lesiones que persigue al Submarino y que se alargó con la retirada en el minuto 9 de Sansone. Chuca, Raba y Pau formaron ayer en el once de salida y, desde luego, no dejaron mal a Calleja. Todo lo contrario. Otra nota positiva fue la vuelta bajo los palos de Asenjo, nueve meses después de su última lesión de rodilla, la cuarta, en la visita del Real Madrid a finales del mes de febrero.

Nadie dijo que iba a ser fácil. Y no lo fue. Las ruidosas, y sorprendentes eliminaciones en la Copa de Athletic y Real Sociedad todavía ponían más en alerta. Y Calleja afrontó el partido de vuelta con el máximo respeto al rival, pero también con pocas opciones. La acumulación de partidos, y las sanciones en la Liga de Víctor Ruiz y Jaume Costa dejaban una quiniela del once bastante sencilla de acertar. El regreso de Sergio Asenjo después de su larga ausencia se convertía en la mejor noticia, un tanto ensombrecida por la necesidad de remontar ese gol de Cidoncha en Ponferrada, una labor que se vaticinaba complicada. En el once entró también Pau, con lo que la defensa alineó por su eje a dos centrales zurdos, además de la titularidad de Chuca y Raba, con Sansone en la punta en tándem con Bakambu. La lista de lesionados era larga y a ella se unió el propio Sansone casi nada más empezar, con un pinchazo en el gemelo interno que, a falta de pruebas, apunta para varias semanas.

Con el italiano KO, Calleja se vio obligado a dar entrada a su todoterreno particular Pablo Fornals. La Ponferradina renunció al ataque y cerró espacios en su medio campo, con un 5-3-2 con intensas connotaciones defensivas. El Villarreal se apoderó del balón y del juego, intentó no caer en el cepo de su rival, que lanzó tímidas contras, pero bien resueltas por la zaga amarilla. Y no cayó en la precipitación, jugando con paciencia. Eso sí, le costó demasiado encontrar la rendija.

PROBLEMAS INICIALES / La pareja Chuca-Raba interpretó bien el fútbol que articula el Villarreal, pero chocando contra la dura resistencia ponferradina. Dominio sí, pero ocasiones de esas que se traducen como claras, muy pocas, y las que llegaron no se encontraron con la mejor versión de Bakambu, Raba y Soriano. La mejor virtud de los amarillos fue su paciencia, y la peor su falta de inspiración. La gran preocupación de Calleja, quien una vez más demostró que lo quiere ganar todo, fue que la Ponferradina estaba obligando al Villarreal a jugar con un grandísimo desgaste. El 0-0 en el descanso dejaba preocupación pero lo cierto es que la actitud del Submarino invitaba a la esperanza.

Si en la primera parte había faltado ese toque diferencial que otorga el gran contraste de talento que existe entre los jugadores de ambos equipos, en la segunda la calidad decantó el partido claramente del lado de los amarillos. En buena medida gracias al empuje, el hambre y la clase del dúo Chuca-Raba. Sí, y cuando más falta hacía apareció Bakambu al rescate. El congoleño no había estado muy fino en el primer tiempo, pero cuando le das solo unos centímetros para respirar, te mata. Un pase de Raba en una de las primeras jugadas del segundo tiempo, Bakambu lo mandó a la red por la vía rápida.

La Ponferradina empezaba a mostrar síntomas de debilidad. Estaba a punto de tirar la toalla. El dominio era absoluto y en cada acción de ataque del Villarreal se palpaba el gol. Aún así, tardó un cuarto de hora en llegar el 2-0. ¿Quién lo marcó? Pues el de siempre: Bakambu. Un saque de esquina que prolongó el canterano Pau y el chico con aires de despistado eterno la empujó casi en la misma línea de meta. El resultado era ya suficiente pero dejaba la eliminatoria caminando sobre el alambre, con el peligro de un gol de la Ponferradina que le volvía a meter de lleno en la Copa. Y lo sabían los hombres de Calleja, que mantuvieron el mismo ritmo. Hasta que Chuca le dejó un balón en el área a Bacca quien dejó sentado a su marcador y amagó un tiro raso al palo opuesto. El 3-0 sí que abría distancias insalvables, sobre todo por el devenir que estaba tomando el partido.

LA RECTA FINAL / El Villarreal había cocinado su pase a la siguiente ronda del torneo del KO a fuego lento. Con paciencia, jugando a lo que sabe, pero también teniendo que echar mano de sus dos grandes goleadores. Dinu Moldovan, el portero de la Ponferradina, había roto su racha de ser el guardameta menos goleado de la actual edición de la Copa, con cero tantos en contra. Anoche le cayeron tres y pudo ser alguno más. Los bercianos no se acabaron de arrodillar y echaron mano de orgullo parav intentar dar algo más de guerra. Aún tuvieron tiempo de que Sergio Asenjo pudiera demostrar que sigue siendo el de siempre, un portero top. Y Trigueros de estrellar un balón en el poste en el lanzamiento de un libre directo. El Villarreal no se dejó sorprender. El martes, el bombo dejará el nuevo rival en octavos.