Tras dedicar, el pasado mes de septiembre, el triunfo en la Copa Mundial de baloncesto de China 2019 a su madre, Ricky Rubio ha vuelto a abrir su corazón en una emotiva y desgarradora carta dirigida a ella en 'The Player's Tribune' en la que ha hecho un repaso de su carrera deportiva, probablemente en su mejor momento ahora mismo, a través de los sitios en los que ha ido creciendo.

Además de por su impresionante carrera como jugador de baloncesto, Ricky Rubio es conocido por su labor al frente de su fundación en la lucha contra el cáncer, la Ricky Rubio Foundation. Tras el fallecimiento de su madre, Tona Vives, en el 2016 a causa de esta enfermedad, el jugador se ha involucrado de forma activa en campañas y actividades para recaudar fondos para combatir esta enfermedad.

En la carta, Ricky cuenta cómo, en un viaje con sus padres en Minneapolis, los doctores dijeron a su madre que el cáncer había vuelto. "Tras dos horas, llegamos al destino: la Mayo Clinic, en Rochester. No era una situación nueva, mi madre había sido diagnosticada con cáncer en 2012 y lo venció, lo hicimos en familia. Pero estábamos allí de nuevo. Cuando vimos al doctor salir, lo supimos; era la misma cara que había puesto el doctor en Barcelona tres años antes cuando nos comunicó el cáncer. Y sí: había vuelto y se estaba reproduciendo rápido. Nos abrazamos. De camino a casa, mi padre no contó ninguna historia. Esa noche conocí algo más sobre mi apartamento: las paredes era muy finas. Escuché a mis padres llorar toda la noche. No lo puedo poner en palabras, pero estaba muy perdido, no quería acercarme al baloncesto y empecé a odiarlo", cuenta el jugador en su escrito.

Así, con la misma naturalidad y con un extraño halo de cercanía, Ricky continúa contando cómo su madre, y su enfermedad, le han convertido en el hombre que es ahora.