El Puig y el Villarreal. Esos son los dos clubs en la vida de Juan Carlos Garrido. Los comienzos del técnico en el equipo valenciano, recuerda, no fueron fáciles: "En la primera semana en El Puig, los jugadores se reunieron para tirarme. Sustituí a Mario Kempes y los futbolistas estaban acostumbrados a llegar tarde a los entrenamientos y a llevarse a amigos y familiares a entrenar. Intenté poner orden, que no entrenáramos con 50 tíos y media hora después de lo previsto, y eso no gustó".

El técnico contó con la confianza de su presidente, continuó y los resultados le avalaron. "Ahora muchos de aquellos jugadores que se amotinaron son mis mejores amigos", reconoce. El técnico asegura que la intensidad que demanda a sus pupilos le ha podido gastar alguna mala pasada: "Siempre me he tomado muy en serio el fútbol. Cuando entrenaba en El Puig me lo tomaba con la misma seriedad, ganas e ilusión que ahora, esa ha sido una de mis virtudes. Trabajaba pensando que estaba en el Barça o el Madrid".

El entrenador valenciano confiesa que "nunca pensaba que llegaría a Primera", pero fue subiendo escalones que le han llevado a cumplir su sueño: "Aunque me hubieran dicho en Preferente que no subiría a Tercera, habría trabajado igual, con la misma exigencia y ganas. Lo controlaba todo, balones, material, jugadores... y ahora intento hacer lo mismo".

Casualidad afortunada

Fernando Roig Negueroles fue quien llevó al actual entrenador amarillo al Villarreal. "Entrenaba en el Puig y él jugaba en Primera Regional, con el Campanar. Nos conocimos a través de gente en común y vino a ver partidos del Puig, que le causaron buena impresión. A él le gusta mucho el fútbol, me conoció en esa etapa y un año y medio después, cuando se hicieron cargo del Villarreal, pensó en mí para la escuela nueva que crearon", afirma Garrido.

11 años después, el valenciano ha tomado las riendas del primer equipo: "Acepté en un primer momento porque era lo que buscaba profesionalmente y el tiempo me ha dado la razón. En estos años estoy contento por todo lo que he vivido y aprendido".

El técnico del Submarino ha llegado a la cumbre con solo 40 años, pero comenzó a ser entrenador hace casi 20. "Jugaba al fútbol poco y mal; aunque yo pensaba que lo hacía bien, los demás no pensaban lo mismo", bromea. Con 22 años colgó las botas y pasó a dedicarse a ser entrenador. En El Puig dejó huella, pero es en el Villarreal donde ha logrado sus éxitos más destacados. Entrenó al Onda cuando era filial, y ya en el Villarreal B, llegó a dirigir al segundo equipo en Regional Preferente, para ir escalando peldaños de la mano del club.

Ahora tiene ante sí el reto más difícil, pero también el más ilusionante. Ha alcanzado la cima "con trabajo y una pizca de suerte" y ya no quiere bajar de ella.