Una de las muchas ventajas que tiene esta profesión llamada periodismo, es que puedes preguntar directamente a los protagonistas por las inquietudes que te asaltan. Hace poco departía con Bruno Soriano sobre sus últimos entrenadores. Le preguntaba qué distinguía a Escribá sobre sus predecesores. «Pellegrini era muy ofensivo, Valverde cambió para bien mi forma de jugar, Marcelino apostaba por una defensa fuerte y Escribá es un ganador», aseguraba el capitán.

Por si en otros partidos anteriores no había quedado bastante claro, ayer, en Ipurua, se pudo comprobar que Bruno no andaba desencaminado con esta descripción. Después del gol de Ramis que ponía el empate, el Villarreal demostró que no se conformaba con sumar un punto en Ipurua.

Bakambu tuvo el 1-2 a cinco minutos del final, pero el Submarino siguió apretando. No le valía con conservar su condición de invicto; quería ganar. El problema es que cuando tienes al equipo volcado en busca del triunfo, la manta no da para más y los pies pueden quedar al descubierto.

En Eibar, el conjunto armero aprovechó la ambición del Villarreal para contragolpear y llevarse el triunfo en los últimos minutos. Hablar a toro pasado es fácil, pero si hubiera entrado la de Bakambu o ese penúltimo ataque hubiera acabado en gol, hoy veríamos al equipo en la tercera plaza. Aún así, le vemos en la quinta posición, con la zona Champions a tiro de piedra que, la verdad, no está nada mal. H