Si pasáramos una hoja en blanco a cada una de las personas que practican deporte competitivo (inclusive en el ámbito popular), en el que pudiesen escribir 50 palabras relacionadas con el entrenamiento y la competición, posiblemente más de la mitad de estas palabras harían referencia a aspectos mentales o parámetros a trabajar desde la psicología deportiva.

Seguramente nos encontraríamos con términos tales como; sufrimiento, sacrificio, constancia, disciplina, pereza, satisfacción personal, motivación y desmotivación, ansiedad, miedo a que no salga como esperamos, perseverancia, pensamientos positivos y negativos, incertidumbre, miedo al fracaso…

Todos ellos absolutamente normales, pero también entrenables.

El motivo de la importancia del entrenamiento mental es que excepto actos reflejos y rutinarios tales como bostezar, sensación de hambre, estornudar, etc., el resto de acciones que realizamos los seres humanos tienen como director de orquesta a la ‘cabeza’.

Practicar una disciplina deportiva, independientemente de cuál sea nuestro nivel, requiere que el director de orquesta (la cabeza) sepa manejar la batuta.

La aplicación del trabajo psicológico implica por tanto entrenar la mente y fortalecerla al máximo para optimizar el rendimiento deportivo.

Nuestro director de orquesta (la cabeza), necesita estar muy preparado para dirigir y coordinar los tantísimos elementos que influyen y afectan a nuestro rendimiento deportivo.

La cabeza necesita estar preparada para dirigir y guiar la actuación, afrontar posibles contratiempos e imprevistos, para que el cuerpo trabaje de forma correcta, para evitar algunastentaciones excesivas y continuadas(comidas poco saludables, salidas nocturnas…), para controlar que aquello que no se ve (entrenamiento invisible) sume y para que un mal día no reste, pero sobre todo para mantenernos centrados en nuestro objetivo con la misma ilusión que el primer día.

Claves

El entrenamiento mental se asienta sobre pilares fundamentales que no tienen otro objetivo que mejorar nuestro rendimiento deportivo y lo más importante nuestra satisfacción personal: confianza, trabajar los pensamientos, concentración, atención, visualizaciones, simulaciones, relajación-activación, compromiso y búsqueda de la excelencia.

Como en el entrenamiento físico, todos estos parámetros no se consiguen dominar ni en un día ni en dos, requieren también de un trabajo continuo y de su correspondiente entrenamiento, pero con el tiempo la recompensa es muy grande.

Optimizar el rendimiento

Si aceptamos que somos cuerpo y mente, ¿por qué solo trabajar nuestro 50%?

En los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pudimos ver como el trabajo y entrenamiento mental da sus frutos, y que cada vez son más los deportistas y clubs que cuentan con un psicólogo deportivo en sus cuerpos técnicos.

Carolina Marín, Antonio Abadía… ¿El premio? No, no es una medalla.

El verdadero logro consiste en transformar la ansiedad competitiva en disfrute, las situaciones que parecen incontrolables en manejables, lo negativo en positivo, el reconocimiento externo en satisfacción personal, los nervios en un motor de ilusión, los contratiempos en ganas de seguir trabajando y no darse por vencidos, y todos aquellos aspectos que parecían estas en manos del azar, en un lápiz para escribir la historia que ellos y ellas quieran contar.

*Psicóloga Deportiva

twitter: @mvallsbarbera