Los más albinegros seguro que no pasan un día sin que recuerden, con un regusto amargo, lo que pasó el 26 de junio en La Bòbila. Ya saben, la forma en que se escapó el ascenso en los penaltis. Semanas después, apenas queda rastro de aquel Castellón. Ni en cuanto a sensaciones ni en cuanto a nombres, porque la marcha de muchos de ellos ha producido un vacío aún vacante.

Si echamos un vistazo a la convocatoria de Kiko Ramírez (otro que no está) en aquel encuentro de La Bòbila, solo siguen cinco futbolistas (Sabater, Arturo, Guille Vázquez, Marenyà y Jesús López), a expensas de saber qué sucede con Carlos López y Charly Meseguer, de vacaciones forzosas hasta el miércoles por lo que el técnico entiende una falta de actitud. Desde luego, los dos tienen la cabeza fuera, otra cosa es lo que dicten sus contratos.

Las despedidas han sido de todo tipo y condición, pero, sin duda, la que lo encadenó todo fue la del entrenador. Kiko Ramírez dijo no a seguir, con una oferta de renovación que consideró inadmisible y a partir de ahí…

Las primeras víctimas de una nueva tentativa frustrada de ascenso fueron la mayor parte de los que venían de Valencia. Campos, Castells, Juanra y Saizar dijeron adiós. El portero ha recalado en el Lleida, de Segunda B, así como Luismi (L’Hospitalet), en una extraña marcha: tenía contrato, pero rescindió una vez entendió que no iba a gozar de la confianza del técnico. No habrá revancha como albinegro para el ondense, que erró uno de los dos lanzamientos, como tampoco para Antonio, el último en irse, por “problemas personales”.

Juanfran dijo adiós sin hacer ruido. Habrá que ver cuál es su destino y si vuelve a probar fortuna en el extranjero, como han hecho dos futbolistas como él llegados al Castellón en los últimos meses: Ebwelle y Fabiani han escogido dos países poco usuales para recalar, respectivamente, en el Senica de Eslovaquia y en el Sapling de Hong Kong.

Del último once, solo sobreviven la pareja de centrales (Arturo y Guille), además de Marenyà, imagen de la campaña de abonos. Además, Jesús (salió en la prórroga) y Sabater (portero suplente). Todos ellos canteranos y provinciales, al igual que Carlos López y Meseguer, dos auténticas patatas calientes cuya marcha contribuiría a aumentar la sensación de vacío en el aficionado. H