El Club Portugalete y el CD Castellón han protagonizado esta temporada vidas paralelas. No en vano, ambas entidades confeccionaron sus plantillas ser campeones de sus respectivos grupos... pero la cosa no comenzó bien. Los vizcaínos tuvieron que echar en octubre a su entrenador, Aitor Calles, que fue relevado por Carlos Docando, solamente unas semanas antes de que los albinegros destituyeran a Frank Castelló para que llegase Sergi Escobar desde el filial.

Y, precisamente, ambos nuevos preparadores cogieron a sus equipos fuera de los play-off, los metieron, los consolidaron y pelearon incluso por el primer puesto de sus grupos.

Un bloque rocoso y con gol

El Portugalete tiene un bloque bastante definido. Con la pérdida del lesionado David Infante para esta fase (dislocación de codo), el club gualdinegro se reforzó con tres futbolistas en el mercado invernal: el meta Jorge Mediavilla (Arandina), el extremo o lateral Arbeloa y el joven Txaber (cedido por el Eibar).

Con todo, el Portu ha sido el máximo goleador del grupo IV (63 tantos) y el segundo menos goleado (29), haciendo un diferencial más-menos de +34, muy similar a los +32 del Castellón (64 a favor y 32 en contra).

Así, Docando tiene un equipo bastante definido que destaca por su fortaleza defensiva y fiabilidad en las jugadas a balón parado y poderío aéreo, tanto en defensa como en ataque, así como por su capacidad anotadora. En especial los futbolistas de centro del campo en adelante son los que tienen la clave de este equipo: por bandas, Arbeloa, Josué y Bengoetxea son jugadores rápidos y desequilibrantes; el delantero centro, Bonilla, no es excesivamente alto (1,77 metros), pero tiene movilidad y genera desmarques que aprovecha muy bien el mediapunta, Gabri Ortega, segundo máximo goleador del grupo IV con 17 tantos, un enganche de calidad y buena talla (1,89 metros), ex del Burgos, Arandina y Badajoz.