Aún recuerdo la primera vez que vi jugar a Andrés. Yo estaba en el juvenil: él, en el infantil. Alguien del club me dice: ‘Xavi, abajo hay un chico que va a ser la hostia. ¡Dicen que es buenísimo!’ Están él y otro, Troiteiro. Andrés se parece mucho a ti’. Pero cuando le vi jugar, me dije a mí mismo: ¡Qué va! ¡Este no se parece a mí! ¡Este es diferente! Este tiene más salida, más regate, se puede ir a una banda, es capaz de hacer una croqueta… Yo juego de cuatro, mucho más posicional, como Pep en su época o Busi ahora. Andrés, en cambio, podía jugar de cuatro, de ocho, de seis y hasta de extremo. Lo que más sorprendía era ese estilo tan suyo de orientar el balón con el cuerpo, sin necesidad de tocarlo. Andrés es, para mí, el jugador con más talento de la historia de España, que yo haya visto. Tiene un talento espectacular. Y como persona es un escándalo. Un tío admirable en todos los sentidos. Ejemplar, altruista, empático, jugador de equipo, ganador, líder…

Recuerdo la Champions del 2006. Yo me rompí el cruzado y él asumió toda la responsabilidad. Llegamos a la final y Rijkaard no le puso de titular. Le digo a Puyi: «¿No juega Andrés?». Nadie lo entendía. Salió en la segunda parte y ganamos.