No fue la mejor noche de Sergio Asenjo, cierto, pero un error de bulto como el que cometió el portero del Villarreal el sábado, amplificado por el rival que visitaba el Estadio de la Cerámica, no puede servir de excusa para crucificar al que sigue siendo, y con diferencia, el guardameta más solvente de LaLiga cuando ya hemos pasado el ecuador de la competición. Nada de casualidad.

Cargar todas las tintas contra el palentino, o colocar sobre sus espaldas toda la culpa de la dolorosa derrota en el derbi, sería del género tonto, y más en un partido que se podría haber alargado otros 90 minutos sin trascendencia para la portería del Valencia. Asenjo reconoció inmediatamente su fallo, y eso le honra. El resto deberíamos seguir manteniendo la fe ciega en él.

No está mal echar la vista atrás para recordar todo lo que le ha dado Asenjo al Villarreal en la presente temporada. En la Liga, así, a bote pronto, hay que tener presente los ocho partidos en los que ha dejado a cero la portería amarilla; sus manos han salvado puntos que serán vitales al final de temporada. En la Europa League, su protagonismo se eleva a la enésima potencia pese a su poca participación: dos partidos. Sin la figura de Asenjo en Zúrich o en Vila-real, en el último partido de la liguilla ante el Steaua, el Submarino no estaría esperando el doble enfrentamiento ante la Roma en los dieciseisavos de final. Sin él, el Villarreal hubiera sido el primer club español eliminado en Europa esta temporada.