Insiste Óscar Cano en que el Castellón aún no juega finales, sino semifinales. A 12 partidos del final, con la salvación y el play-out a idéntica desventaja (cuatro puntos), con una sola victoria en las últimas ocho jornadas, cada uno es libre de pensar el grado de trascendencia de lo que resta por delante. Pero si uno mira lo que se avecina entre el sábado y el domingo próximos, la primera impresión es que es muy probable que los albinegros estén ante su última oportunidad de que la permanencia no pase de esperanza a quimera.

Lo cierto es que el Castellón ha ido dejando pasar jornadas, algunas más propicias que otras. No obstante, pocas tan prometedoras como la de este fin de semana... siempre, claro está, que rompa la sequía, ya no solo del 2019, sino de toda la temporada.

En el supuesto de vencer al Atlético Levante, metería a otro rival de lleno en la pelea por evitar el descenso --el filial granota ha estado haciendo la goma, en términos ciclistas--, al colocarse a dos puntos, con el golaveraje particular a favor (0-0 en Buñol). Se trata del único enfrentamiento directo en la zona baja de la clasificación, con la particularidad de que esta vez son los rivales directos los que tienen compromisos, a priori, más peliagudos.

PROMETEDOR

Por ejemplo, Ontinyent y Mestalla comparecerán el sábado en el Mini Estadi del Barcelona B y el José Rico Pérez, respectivamente. Dos encuentros que apuntan al 1. Ya el domingo, a domicilio, tampoco lo tendrá nada fácil, sobre el papel el Teruel en Ejea. Ni en casa el Peralada ante el peligroso y creciente Espanyol B; ni mucho menos el Sabadell contra el Ebro en la Nova Creu Alta; o Conquense y Alcoyano, que reciben a sendos top 5:Villarreal B y Cornellà.

En el más optimista de los supuestos, el Castellón podría colocarse a un punto tanto del play-out como de la salvación. Pero incluso en el caso de que la 27ª jornada no resultara tan redonda, los albinegros podrían lograr ese intangible tan importante en estos casos, el estímulo psicológico de volver a depender de sí mismos, siempre que recorten esos cuatro puntos de desventaja respecto a las dos posibilidades que evitan el descenso directo.

SACUDIRSE LA PRESIÓN

El vestuario, más o menos, piensa como su entrenador. César Díaz, autor del 1-1 el domingo, asiente a la hora de reconocer que «cada vez van quedando menos jornadas, pero no hay que meter más presión añadida a la que ya hay de por sí». «No hay que obsesionarse con la victoria, porque eso puede restar a la hora de afrontar el encuentro», matizó el albaceteño, mirando a la cita del domingo.

César Díaz cree que a pesar de la angustiosa igualada en el último suspiro, con el penalti transformado por Joseba Muguruza, el 2-2 de Cornellà no les satisfizo: «Empatar en el último suspiro es positivo, pero hay que ser realistas: fuimos muy superiores.