Javi Calleja entonó el mea culpa al finalizar el encuentro en Anduva y reconoció que el de ayer era el día «más duro» desde que es entrenador del Villarreal. «Veníamos cargados de ilusión y ganas de hacer un gran encuentro y de pasar, y no lo hemos conseguido. Nos vamos dolidos y tristes», comenzó diciendo el técnico.

Ya avisó el madrileño tras el sorteo que habría preferido jugar en el Estadio de la Cerámica contra un rival de Primera antes que hacerlo ante el Mirandés a domicilio y sus peores presagios se confirmaron ayer. «No era el rival que yo quería. Tenía la motivación por las nubes y eso hace que los equipos consigan grandes gestas como la que ha conseguido el Mirandés. Es un rival muy complicado y no hemos sabido superarles», añadió.

Calleja prosiguió su explicación diciendo: «Sabíamos que tenían gente de mucha calidad del centro del campo hacia adelante, que hacen daño y tienen verticalidad. Los vimos contra el Celta y el Sevilla, y ahora por méritos propios se han metido en semifinales y se merecen todo el respeto del mundo. Quiero darles la enhorabuena porque meterse en unas semifinales es muy difícil y hacerlo como lo están haciendo ellos es digno de alabar».

Para el entrenador del Submarino, su equipo salió «bien» y tuvo «llegada», pero el segundo gol del Mirandés antes del descanso por un riguroso penalti les dejó tocados. «Por lo que nos han dicho le roza el brazo el balón y ahora con el tema de las manos están siendo muy rigurosos. Pasó con el Valencia y hoy (por ayer) con nosotros. El VAR decide que es suficiente para pitarlo y se ponen con el 2-1 en un momento importante, marchándose al descanso con la moral muy alta», concluyó el técnico groguet Calleja.