Hay una máxima en el fútbol que recita que el que perdona, la acaba pagando. Dicho y hecho. Ayer volvió a cumplirse en el derbi entre el Villarreal C y el CD Castellón. En un partido vibrante y muy táctico por momentos, podría decirse que el segundo filial amarillo hizo más méritos para llevarse el triunfo, puesto que los de Pérez Salvachúa tuvieron más posesión y gozaron de muchas más ocasiones... pero en este deporte el desperdiciar oportunidades se penaliza y Esaú Rojo rescató a los orelluts en el último minuto, al resolver un barullo en el área pequeña que otorga una victoria importantisima para los de Frank Castelló, ahora segundos.

El encuentro no decepcionó a los cerca de 2.500 espectadores que se dieron cita en las gradas de la Ciudad Deportiva de Miralcamp, de los que unos 600 fueron albinegros. Se enfrentaban la solvencia del conjunto visitante, que con el de ayer acumula 14 partidos sin perder (10 victorias y 4 empates), contra el mejor Villarreal C de los últimos años.

Los locales tuvieron una puesta en escena casi impecable. Personalidad con el balón en los pies, criterio, movilidad y algo que se les achaca siempre a los filiales en el haber: contundencia.

Porque la verdad sea dicha, los amarillos no se arrugaron. Y desde el minuto dos, con un mano a mano en diagonal que desperdició Migue Leal, el anfitrión buscó el marco de un rival aturdido.

Despertaron de su letargo los albinegros cuando, en el minuto 15, Chepe se plantaba delante del meta Sabater, pero en vez de lanzar a portería caía al suelo como el plomo... ¿penalti? Para el colegiado García Gallegos —muy protestado por el bando local— no lo fue. Cierto es que el central Álvaro Gómez corre por detrás del atacante y pudo derribarle.

Tras la polémica, el Villarreal C lo siguió intentando, y hasta el descanso dominó y tuvo dos ocasiones más, por medio Pau y Chepe.

experiencia... y victoria / En la segunda mitad el CD Castellón puso más que en la primera. Corbalán y Ximo Forner comenzaron a adueñarse de la medular —el filial amarillo notó la lesión de Morlanes— ante un Mini Submarino que seguía buscando el peligro gracias a sus puñales: Miguelón, Migue Leal y Simón. Pero los orelluts fueron madurando el choque, tirando de experiencia y de las acciones a balón parado, su única arma ofensiva ayer.

La jugada les salió bien. Guille, en el 75’, acarició el gol que salvó de forma inverosímil el meta Fuoli; los locales pudieron marcar con un despeje de Álvaro al larguero; y en el 89’, tras una falta que se inventó Álex López y ejecutó Ximo Forner, Esaú Rojo estuvo en el sitio... y en el momento para marcar el gol del derbi.