Las miradas de los lectores británicos que esta mañana se han acercado a los quioscos británicos solo han estado pendientes de la portada del 'The Sunday Times' y de la imagen del médico Mark Bonar, un especialista que, según sus palabras recogidas en conversaciones grabadas con cámaras ocultas, afirma haber tratado (aunque sin dar nombres) a 150 deportistas del Reino Unido de primerísimo nivel, campeones de diversas especialidades y, lo que más llama la atención, a futbolistas de la Premier, concretamente de tres equipos el Leicester, el conjunto que este año está rompiendo todos los pronósticos al frente de la liga inglesa, el Chelsea y el Arsenal.

No sale ningún nombre en las declaraciones de Bonar, como tampoco aparecieron en un primer momento en las denuncias levantadas por el propio diario británico y la cadena de televisión alemana ARD contra el atletismo ruso, contra sus métodos aliados con el dopaje, que luego provocaron un verdadero seísmo, todavía en activo, y que ha supuesto duras sanciones y la exclusión del atletismo ruso de los Juegos de Río.

LA EPO

Bonar admite haber dopado a los deportistas con diversas sustancias, como siempre la controvertida y prohibida EPO, desgraciadamente el 'arma secreta' durante muchos años en variadas especialidades y cita a tenistas de altísimo nivel, a ciclistas británicos que han participado en el Tour, a un especialista en artes marciales, a un boxeador y a jugadores de criquet, una especialidad de corte muy británica.

La denuncia ha alterado ya la tranquilidad de este domingo en Londres y otras ciudades británicas hasta el punto de que John Whittingdale, el ministro del Reino Unido responsable del deporte, ha abierto una investigación para aclarar las denuncias que pueden significar un golpe durísimo de imprevisibles consecuencias para el deporte de la isla.

Según diversas fuentes, este médico estaba ya en la controversia debido a las terapias de lucha contra el cáncer, todos ellos muy costosos, que prescribía a enfermos, desgraciadamente, en fase terminal.