La selección española se tomó la revancha de la goleada del último precedente en Buenos Aires, pasando por encima de la actual subcampeona del mundo, una Argentina que añoró a su líder, Messi, y que obligó a la Roja a pisar nuevos registros en los que desató su pegada con un Isco magistral. Ante una selección de tanto sentimiento y casta como Argentina no existen amistosos si no guerras deportivas. Provocó que España se alejase por momentos de sus señas de identidad, rebajase su posesión pero no su pegada con un fútbol más directo. La aparición en el once de dos jugadores como Asensio y Diego Costa daban paso a nuevas variantes, con las carreras de Asensio y un 9 menos asociativo pero listo para marcar en la que tuviese.

Perdía la albiceleste a su líder, Leo Messi, que optó por no arriesgar ante sus problemas musculares. Pero Argentina no solo le perdía a él. Sin Agüero ni Di María buscaba una identidad desde el bloque, la unión de sus líneas y un centro del campo poblado para anular a la Roja. Consiguió poner en problemas por momentos a una España que añoraba las asociaciones en corto de sus genios bajitos y que arrancó tensa, con errores iniciales de nerviosismo como si del Mundial se tratase.

La puntería del 9 es un factor clave en duelos entre las más grandes selecciones. La diferencia la marcó Diego Costa tras un primer aviso de Higuaín, cuatro minutos antes. La primera que le cayó la mandó a la red. Jugándose el físico, comprometido con la Roja y dispuesto a no ceder a nadie el puesto que se ha ganado. El pase al espacio era de Asensio en su primera asistencia.

Higuaín perdonaba la segunda de los argentinos, rematando flojo a manos de De Gea y Meza veía como Ramos se lanzaba para evitar el empate. Tras el 1-0 eran momentos de dominio argentino. Pero apareció Asensio para golpear. Dejó atrás a Mascherano con una potencia incontrolable para dar a Isco el segundo gol español.

El castigo era duro para Argentina, que tiró de orgullo mientras pudo. Lo Celso probaba a De Gea por arriba y Otamendi daba el justo premio con un testarazo tras un córner ante el que reaccionó tarde De Gea (2-1). E Isco se crecía. El balón cosido a la bota con su mejor socio, Iniesta, para rebajar el impulso del rival.

Salió a por el empate Argentina en el segundo acto y no pudo ser contrarrestada con mayor efectividad. España firmó un periodo de ensueño, disfrutando de su fútbol y de los goles en el mayor triunfo de la historia de este gran enfrentamiento. Iniesta, antes de irse, dejaba uno de sus pases al espacio a la movilidad de Aspas, que había entrado por Costa. Se marchó del portero y escorado optó por el pase atrás para que Isco firmase su doblete. Fue un golpe del que ya no se levantó Argentina. Con demasiados referentes en la grada y en sus casas. De la duda nació el duro castigo. Thiago Alcántara se descolgaba desde la posición de sustituto de Busquets para hacer el cuarto, tras jugada de Isco.

La fiesta se instalaba en el Wanda Metropolitano, que respiraba euforia. El hambre marcaría a España, incansable en la búsqueda de goles con más verticalidad que nunca. A las patadas del rival respondió con dianas. El pase de De Gea premió la ambición de Aspas, que marcaba tras superar la salida desesperada de Caballero.

EL COLOFÓN DE ISCO / El fin de fiesta no podía ponerlo otro jugador que no fuera Isco. Su exhibición se cerró con su primer triplete con España. La cara de Messi en la grada lo decía todo. Su reto de hacer campeona a esta Argentina es mayúsculo. España mostró los galones que le convierten en una de las favoritas al Mundial.