Aterrizó España en Krasnodar, la ciudad rusa que ha escogido como campamento para participar en este Mundial-2018. Tenía muchas opciones la federación española de fútbol para instalarse, pero, finalmente, apostó por venirse al sur del país en una tierra de cosacos, con un calor agobiante en una de las ciudades con mayor calidad de vida. No llega al millón de habitantes y por sus calles, salpicadas de viejos tranvías, se asoman ya banderas españolas que han recibido al equipo de Lopetegui, obligado a olvidar la dolorosa caída en la primera fase del Mundial de Brasil hace ya cuatro años.

Ha llegado, como le ha dicho el Rey Felipe VI en la ciudad deportiva de Las Rozas, dispuesta "a comerse el Mundial", conscientes de que necesitan subsanar aquel tremendo error brasileño. "Vais a llegar muy lejos", le dijo el monarca a los jugadores. "Sé que no hace falta que lo diga, pero que hagáis lo que sabéis hacer mejor, que lo hagáis con ganas, con ilusión. Durante todo este tiempo hasta, espero, el 15 de julio vais a llevar el corazón del país sobre vuestras espaldas", ha recordado Felipe VI a los futbolistas.

Ha llegado con 25 jugadores, incluidos Rodri y Vallejo, pendiente, en todo momento, del estado físico de Dani Carvajal que sufrió una lesión muscular en la final de la Champions, preparando el último amistoso antes del estreno mundialista el viernes en Sochi ante la Portugal de Cristiano Ronaldo.

La selección, que vivirá todo el Mundial en la moderna Academia del Krasnodar, se entrenará este viernes antes de la cita amistosa del sábado contra Túnez. Será el último ensayo antes del debut contra el equipo portugués. Además de banderas española, colgadas en las zonas céntricas de la ciudad, también hay un inmenso grafiti de Sergio Ramos en uno de los edificios.