La selección española de balonmano se quedó prácticamente sin posibilidades de acceder a las semifinales del Mundial de Alemania y Dinamarca, al caer ayer por 33-30 ante Francia en un choque en el que nunca halló la forma de contener el juego del equipo galo.

Un problema que no pudieron solucionar ni las sensacionales actuaciones del extremo Ferrán Solé, máximo anotar del partido con once goles, ni las paradas de Arpad Sterbik, que con sus intervenciones hizo soñar con la remontada al equipo español.

España nunca logró dotar a su juego de la solidez necesaria para tumbar al gigante francés. Cuando logró defender, falló en ataque, y cuando se aplicó delante, erró atrás.