España aseguró una plaza en los octavos de final de la Eurocopa de Francia 2016 con un triunfo sobre Turquía (3-0), incontestable por juego, ocasiones, pegada y marcador, liderada por Nolito (pasador y goleador) y Morata, reivindicado con dos tantos. Del Bosque aprovechó para que Bruno participara en el festival: el artanense debutó en la competición y disputó 26 minutos.

La Roja ganó con una naturalidad y una superioridad indudable, con la jerarquía de una vigente campeona que manejó el partido casi siempre, que lo solucionó en cuanto tuvo ocasión, con dos goles en tres minutos (entre el 34 y el 37) y que ofreció buen fútbol y rotundidad en una Eurocopa en la que escasean ambas. En menos de una semana, España ya ha dado el paso a la siguiente ronda. Dos victorias, cuatro goles, su portería a cero, dominadora... Ya está en octavos, pendiente de si como primera o segunda en la última cita ante Croacia (le vale con un empate el martes), pero es más que eso.

Ha dado un golpe de autoridad. Contra las dudas, contra el pesimismo y, quizá, incluso, contra los pronósticos. Derrotada en el último amistoso por Georgia, su ambición, con el gol más tarde o más temprano, con más inquietud o menos, ha sido incuestionable, como la merecida resolución de sus dos triunfos, anoche mucho más rápidamente que en el debut contra la República Checa.

España dominó los registros del partido. Al principio, salvo algún imprevisto (la amarilla a Sergio Ramos al minuto de juego), cuando Turquía le planteó una potente puesta en escena, lanzado hacia adelante, con presión arriba para impedir una posesión cómoda de la Roja, que sintió algún apuro, pero ningún susto.

Una decena de minutos de intensidad, de duelo táctico. Ni España ni Turquía querían que su rival saliera con el balón jugado. Sobre todo la segunda. No lo logró. Cuando la pelota voló, Burak Yilmaz se las llevó todas, aunque sin conexión después. Cuando circuló por el césped, España tocó, tocó, tocó... Y desbordó.

A LO SUYO // Superado el ímpetu inicial otomano, la Roja se preparó para un ejercicio de paciencia al que está habituado. De un lado a otro a la espera de alguna vía a meta, como la que ofrecieron sus activos laterales, con más campo porque tanto Nolito como Silva tendieron a cerrarse al medio.

Del disparo desde lejos de Morata que abrió la estadísticas sobre la portería contraria (m. 6), del despeje contra su propio poste de Hakan Balta (10’) o del cabezazo de Piqué que se marchó por encima del larguero (11’), al derechazo que soltó Nolito allá por la media hora. Y a los goles.

En tres minutos, España fulminó a Turquía. Su pegada, en duda hasta entonces, fue imparable. También Nolito, que, primero, asistió de maravilla a Morata para el 1-0 en un buen cabezazo del delantero y que, después, aprovechó un error más de Topal, éste tremendo, para batir a Babacan.

En un suspiro, incrédulos los turcos, superados por dos zarpazos y demasiadas concesiones defensivas ante el actual doble campeón de Europa, ya estaba zanjado el tema del resultado para la Roja y para el bloque de Arda Turan, al que su plan de robo y contragolpe se quedó en nada en el primer tiempo.

Ni en lo que quedaba de primer tiempo (13 minutos desde el 2-0) ni en toda la segunda parte, que acabó con el azulgrana abucheado por su público y que mucho antes había comenzado con otro golpe directo de España, el definitivo por si había alguna duda.

LA PUNTILLA // En el minuto 48, cuando Turquía debía demostrar reacción y determinación, Iniesta desmontó de nuevo la defensa rival con un pase a Jordi Alba, que regaló el 3-0 a Morata, en posición de fuera de juego. No la vio el árbitro Milorad Mazic.

Pero, más allá de eso, la diferencia sigue siendo muy amplia entre ambas selecciones. Lo confirmó el 3-0, la jugada posterior -un buen movimiento dentro del área de Burak Yilmaz, que golpeó alto, sin efecto ni tino- y todo el duelo. De principio a fin en Niza, donde España ya ejerce de favorita en la Eurocopa 2016. H