El escenario, con aire lúgubre y fatalista, no fue definido por ningún periodista. Ni siquiera por un aficionado. Estaba a punto de terminar la rueda de prensa previa al debut de España en el Mundial ante Portugal cuando Sergio Ramos definió el ambiente que se vive. A su derecha tenía a Fernando Hierro, el nuevo seleccionador, mientras Julen Lopetegui, el técnico que guió el equipo hasta Rusia presumía de su madridismo, llenando de críticas a la federación, ya desde el Bernabéu, por despedirlo de manera fulminante.

Hierro, entretanto, miraba; Ramos, hablaba. «Vamos, una sonrisa», llegó a decir el capitán de la selección, que estrena el brazalete en un Mundial tomando el legado que dejaron en su día Iker Casillas o Xavi Hernández. Pedía que sonriera España, atormentada como quedó por unas horas surrealistas que le llevaron a un cambio nunca visto antes de una Copa del Mundo. «Parece que estamos en un tanatorio», dijo Ramos.

SIN TIEMPO PARA CAMBIAR / Estaban juntos Hierro y Ramos y, aunque parezca mentira, el foco estaba más puesto en el capitán que en el nuevo seleccionador bajo un clima de improvisación, como se constató con la llegada de su nuevo cuadro técnico, minutos antes de empezar el entrenamiento. Desde el aeropuerto de Barajas viajaron directamente al césped ruso los hombres de Fernando, incluido el exjugador del Villarreal Carlos Marchena (enlace con los jugadores seleccionados).

«La premura es la premura», se disculpó Hierro, asumiendo que «no tiene tiempo de cambiar nada». Un entrenamiento, y en un clima de velatorio, obligados todos a «pasar página lo antes posible», como reclamó Ramos, convertido en el portavoz de la selección. «No es bueno meter el dedo en la llaga e indagar más».

Hierro, mientras tanto, advertía de que se verá una «España reconocible y con personalidad», convencido de que sus «chicos» sabrán escapar esta noche del aire tétrico que han vivido en Rusia. «Es la primera de las tres grandes finales que nos esperan. No vamos a dudar ni un ápice de nuestras virtudes y de lo que representamos. Esta selección lleva mucho tiempo jugando bien al fútbol».

Solo el balón les sacará del velatorio ante una Portugal en la que el gran protagonista es Cristian. El Mundial es el único título de renombre que le falta en el palmarés. Portugal no está entre las primeras favoritas, pero otro sorprendente subidón como el de la Eurocopa podría llevar al madridista a autoproclamarse el mejor de la historia sin reparos.