España recibió un jarro de agua fría frente a Rusia en el triangular que ha disputado en Ningbó y que cerraba su fase de preparación para el Mundial. El equipo ruso superó con claridad a la selección y le dejó muy mal sabor de boca a escasas 72 horas de que el equipo de Sergio Scariolo debute este sábado frente a Túnez. Pero más allá del resultado, en un encuentro amistoso que solo debía servir para pulir aspectos técnicos (es la segunda derrota tras la de Estados Unidos en siete encuentros), fue un tremendo toque de atención a un equipo que parecía llegar con buenas sensaciones al Mundial y que llegará a Cantón, sede de la primera fase del torneo, con muchas dudas, más de las que se intuían.

El partido fue una sucesión de despropósitos constantes en los hombres de Scariolo. Ataques espesos, poca determinación, balones pérdidos, y malos porcentajes, incluso en los tiros libres. Y caben pocas excusas más allá de las limitaciones propias que impuso el seleccionador, prescindiendo de la presencia de Marc Gasol y Rudy Fernández, reduciendo a 15 los minutos de Ricky Rubio, para evitarle una sobrecarga en un torneo en el que parece más necesario que nunca, y también de Llull, y también más allá de los muchos minutos que dio a jugadores de la segunda unidad como Colom, Rabaseda o Beirán.

WILLY, EL ÚNICO CENTRADO

Solo Willy Hernangómez dio cierta solvencia a la selección en las dos canastas con su brega y su despliegue físico, para acabar con 26 puntos. Pero las cuatro personales que acumuló antes del minuto 27, le obligaron a irse al banquillo, privando a España de su mejor baza durante demasiado tiempo. Sin él, nadie dio un paso adelante más. Y la espesura ofensiva fue completa, empezando por su hermano Juancho. El alero de los Nuggets es uno de los jugadores llamados a tener protagonismo pero solo se dejó ver en el tramo final, cuando ya estaba escrita la sentencia, y participó junto al propio Willy en el intento de reacción.

Rusia no está, ni de lejos, entre los candidatos a pelear por las medallas del Mundial. El grupo que dirige Sergei Bazarevich es un equipo en reconstrucción. Con bajas de peso. Pero no desaprovechó las numerosas concesiones que realizó la selección, una sombra de lo que se ha visto en los amistosos disputados hasta ahora.

A partir de un segundo cuarto para olvidar de la selección, uno de los peores que se recuerda, en el que España solo pudo anotar siete puntos y una canasta en juego, Rusia fue adueñándose del partido, sintiéndose fuerte y ganando en confianza para dominar todos los apartados estadísticos. Y el tercer cuarto aún resultó todavía peor para España, que encajó 27 puntos, y cedió hasta 19 puntos de diferencia (40-59) que hizo imposible ya cualquier opción de recuperar el paso pese al despertar final de Juancho Hernangómez. Un partido que dará a Scariolo mucho en lo que pensar.