Después de pasar por encima de Argentina y arrollar a Lituania, España puso de rodillas a Francia camino de las semifinales de los Juegos (92-67). No hubo partido de cuartos. O, para ser justos, solo hubo el que planteó la selección de Scariolo, que vuelve a estar donde suele: en la lucha de las medallas y en su tercera semifinal olímpica consecutiva. Toda una gesta. Fue un repaso en toda regla al equipo francés con Nikola Mirotic (23 puntos) firmando su mejor actuación individual.

No tuvieron piedad los jugadores españoles de los franceses. Nada queda de las dudas iniciales en la selección, de la que nunca, nunca se puede dudar.

Desde el inicio, España consiguió darle réplica a Francia gracias a su seriedad defensiva y a un Mirotic que elevó el porcentaje de triples (10 de 28 del equipo). Además tomó la iniciativa de juego, cerrando bien su zona, con un espléndido trabajo de intimidación de Gasol, y moviendo con acierto el balón en ataque para crear tiros claros. En ese escenario, no tardó la selección en abrir una brecha clara (17-10), a la que Francia solo pudo responder con acciones individuales de De Colo.

Los jugadores de Scariolo demostraron una enorme concentración en todas sus acciones, cuidando el balón, y encontrando los espacios que concedió Francia, obsesionada con cerrar el camino al aro a Gasol. A su favor también tuvo el equipo español que encontró la energía suficiente para seguir marcando el ritmo con los jugadores que entraron desde el banquillo y logró que las diferencias incluso aumentaran.

La conexión madridista, Rodríguez-Reyes-Hernangómez funcionó a la perfección y fue el joven pívot de los New York Knicks, el que se destapó con un dominio inesperado de la zona (18 puntos, 6 rebotes) frente a interiores que lo superan en kilos, pero no en movilidad. Hernangómez encadenó ocho puntos, lo que sumado a la producción de Llull, instaló a España en ventajas cada vez más cómodas y le permitió irse al descanso con una clara ventaja sin que la aportación ofensiva de Gasol (cinco puntos, 8 rebotes, 4 tapones) hubiera sido necesaria, aunque el trabajo del pívot de los Spurs fue más que brillante en otras facetas como la defensa.

RECITAL // El recital de Mirotic, siguió en la reanudación, con sus compañeros buscándole una y otra vez en ataque, intentando explotar su muñeca caliente. Los siete primeros puntos de España en el tercer cuarto fueron suyos y a través de la fluidez ofensiva de Mirotic, que acabó por contagiar a los demás, España se soltó mientras Francia se hundió en la desesperación después de fallar tres tiros cómodos, que hicieron más amplia aún la ventaja (50-33). Pero más que el marcador, pesaban las sensaciones de unos y otros sobre el parquet y las caras de desesperación en el banquillo del combinado francés.

Como el plan del partido no servía para cambiar la dinámica, lo intentó Collet con medidas desesperadas: la entrada de gente del banquillo como el jugador del Valencia, Diot, o el pívot del Baskonia, Tillie, tomando el relevo de las impotentes estrellas francesas como Batum, Diaw, o Nando de Colo. Tampoco le funcionó el plan a Francia que terminó por hundirse, entregada como nunca se les ha visto en los últimos enfrentamientos decisivos con la selección, con la mirada perdida en el suelo, deseando que el suplicio acabara de una vez. H