La última prueba antes del Mundial de Francia deja un sabor agridulce para España. El empate ante Japón (1-1), vigente subcampeona, pudo ser una victoria alentadora de no ser por un despiste defenisvo a escasos minutos del final. Hasta entonces, la selección de Jorge Vilda mostró solidez defensiva y dominio del encuentro, pero también las habituales dificultades para generar ocasiones de gol.

Control del juego, presión alta y mucha entrega física son las claves de una selección española que llega al Mundial ansiosa de gol. El tanto español llegó de penalti, en una transformación de Jenni Hermoso que parecía valer para llevarse una victoria balsámica a menos de una semana para el debut ante Sudáfrica.

Unas rivales muy bien plantadas evitaron la evolución de un fútbol más horizontal que deseoso de llegar a la portería. En ese ambiente de indecisión y poca claridad ofensiva, ni Amanda Sampedro ni Mariona Caldentey conectaron con la delantera española, que solo tuvo una ocasión más en una falta desde la frontal que no supuso peligro para la portera.

La verticalidad llegó con los cambios, y en los últimos 15 minutos las españolas se desataron con la verticalidad de Nahikari y Lucía García. Las acciones ofensivas se multiplicaron en los pies de Patri Guijarro y Aitana Bonmatí.

Con ellas cuatro en el campo, las ocasiones se sucedieron hasta poner en aprietos a la defensa nipona. Sin embargo, fue la zaga española la que en un despiste dio lugar al empate. En un saque de banda mal defendido, Sugasawa ponía las tablas en el 85' y daba poco margen para la reacción.

España cierra con este encuentro su preparación para el Mundial de Francia, en el que debutará el próximo sábado 8 de junio ante Sudáfrica (18.00h).