Tampoco ante Rumanía en Cluj dio la talla la selección española, que volvió a demostrar que su puesta a punto para la Eurocopa del verano próximo está muy lejos. Cierto es que muchos de los jugadores que empezaron el partido, presumiblemente, no serán titulares en la cita continental, pero el empate ante los rumanos en el último choque de preparación antes de que Del Bosque dé la lista definitiva solo dejó sospechas a causa de la incapacidad española para llevar el peso del encuentro y su alarmante facilidad para perder el sitio en defensa.

La Roja tuvo de nuevo muchas dificultades para manejar el balón y el juego ante un rival bien organizado defensivamente y con mucha decisión para salir con rapidez en busca de la portería defendida por Casillas.

Con el debutante Sergi Roberto y Koke por delante de la defensa, el equipo español tuvo serios problemas para realizar un despliegue ofensivo efectivo e intimidatorio, al tiempo que evidenció lagunas importantes a la hora de replegar para neutralizar los intentos directos del cuadro rumano, que lo tuvo muy claro a la hora de buscar las cosquillas a España. Únicamente en las escasas ocasiones en que conectaron Silva y Nolito por la izquierda tuvo opciones la Roja de hacer daño, como en la jugada que acabó con tiro del andaluz que sacó Tatarusanu a córner. Volvieron a conectar Silva y Nolito un par de veces antes de llegar a la media hora, pero fue Casillas quien vivió los mayores apuros del primer tiempo. Cada intervención del exmadridista remitía de forma inevitable a la seguridad de De Gea.

En la segunda parte, con carrusel de cambios, ni la entrada de Isco sirvió para clarificar conceptos y dar profundidad a España, ni la de Aduriz por Alcácer llevó demasiada preocupación a la defensa rumana. España solo espabiló con la entrada de Morata. Cesc reclamó penalti, lo mismo que había hecho el propio Morata en un cruce de Sapunaru. H