Nina y Renata se conocieron gracias a la pasión que comparten, el fútbol, y junto con otras dos compañeras, Nayara Perone y Angélica Souza, crearon el proyecto 'Dibradoras' (Regateadoras). "Queremos dar más voz y más espacio a las mujeres dentro del deporte y borrar la imagen de que la mujer no entiende de fútbol", afirma Nina.

La igualdad entre sexos tampoco existe en el deporte rey en Brasil, un país con 200 millones de habitantes -más de la mitad de ellos mujeres- y en el que el 75 % del total se declara hincha de algún equipo, según un sondeo del Instituto Paraná Pesquisas divulgado a finales de 2016. "La mujer no es vista como un género que entiende de fútbol. Ella no sabe de táctica, no sabe qué es fuera de juego, está aquí para ver al jugador: somos encuadradas de esa forma", denuncia Nina.

Las 'Dibradoras', que en mayo cumplirán tres años, huyeron del cliché de dar un nombre que remitiese a lo femenino y optaron por uno más reivindicativo porque "toda mujer tiene que regatear los prejuicios, el machismo y el acoso diario", expresan.

A los comentarios jocosos por parte de los hombres se unen las dificultades para encontrar camisetas para mujeres de sus equipos. Una misión imposible que muchas veces les obliga a comprar equipaciones de la sección infantil. "La primera forma de pasión de un aficionado es la camiseta. Y para una mujer es muy difícil hallar una de su tamaño. A veces hacen unos modelos con un escote bizarro o de color rosa. No quiero la camisa rosa, quiero la camisa que usa mi equipo", afirma Renata.

Mayores dificultades afrontan las que deciden registrarse en una barra brava, la mayoría de las cuales son dirigidas por hombres y donde las mujeres están sujetas a hacer lo que ellos piensan que deben hacer. "Existen algunas restricciones", explica Stefani Costa, unas de las fundadoras del movimiento 'Toda Poderosa Corinthiana', que igualmente busca dar más voz e independencia a las mujeres en el fútbol.

A limpiar el local

Costa relata que a aficionadas del Corinthians inscritas en alguna barra brava a veces se les prohíbe viajar fuera con el equipo con la excusa de que es "un partido peligroso". "Si es peligroso, es peligroso para todos. Bala perdida no elige sexo", reivindica. Nina añade que hay organizaciones ultras en las cuales la mujer no puede ondear la bandera u otras en las que no puede tocar el tambor en las gradas. Eso sí, se les permite planear eventos en la sede, hacer el almuerzo y limpiar el local.

Todas coinciden en destacar que una parte de la responsabilidad de estas actitudes sexistas está en los propios clubes brasileños, en cuyos equipos directivos aparecen mujeres contadas con los dedos de una mano, lo que provoca que sean olvidadas a la hora de planificar las estrategias comerciales.

La estructura en los clubs

"Tiene que cambiar la estructura dentro de los clubes. Las mujeres tienen que ocupar cargos de gestión", comenta Nina. Según un estudio realizado por 'Dibradoras', la mayoría -entre 15 y 17- de los 20 clubes de la primera división de la liga brasileña tiene un máximo de un 10 % de mujeres socias, porcentaje que se eleva hasta el 40 % en el caso del Chapecoense, que curiosamente tiene una política activa centrada en ellas.

"Los clubes piensan que a la mujer no le gusta el fútbol", sostiene Renata, quien pide más acciones a las entidades deportivas además de las que en los últimos años realizan durante el Día Internacional de la Mujer. "Ahora esta semana vas a ver, mil cosas, y después se olvidan de que tienen este público", asegura.