Era en teoría una visita rutinaria y prevista, simplemente para aportar su juguete en un acto solidario de la federación de peñas del Espanyol, pero Joan Collet, el presidente blanquiazul, estaba ayer muy caliente. Ardiendo. Tenía la ira acumulada por los comentarios del entorno culé. Considera que siempre que el Espanyol consigue un buen resultado en un derbi (cosa poco habitual, los pericos no vencen al Barça desde el 2007, con tres empates en los últimos nueve años) aparecen las misma palabras: violencia, patadas, agresividad. Comparadas con la actitud ante el Madrid, por supuesto. “Es una vergüenza que los de siempre en esta tierra enciendan la maquinaria nacional barcelonista. No he escuchado nada de los jugadores del Barça ni del entrenador y sí de los de siempre. Cuando pasa algo sale el tema de la violencia. Hay que decirles en la cara que es mentira”, aseguró Collet, que no escuchó “cánticos racistas contra Neymar”.

Los jugadores temen que esas críticas tengan repercusión en la Copa. Prevén una avalancha de tarjetas en el Camp Nou. “Igual esto sirve para marcar al árbitro del día 6. Quizá alguno estaría más cómodo si en el minuto 20 ya nos han echado a algún jugador o tenemos a cinco o seis con amarilla”, dijo Collet. H