Víctor Ruiz se ha currado como el que más el alcanzar la élite. Natural de Sant Feliu de Llobregat (25 de enero de 1989), el defensa catalán dio sus primeros pasos balompédicos en el FC Barcelona y en la UE Cornellà, de donde dio el salto a una de las mejores canteras de España, la del RCD Espanyol, en la que despuntó de forma prematura. No en vano, ya militando en el filial perico de Segunda B, debutó en Primera División con 20 años, en 2009 ante el Racing de Santander de la mano de Mauricio Pochettino -ahora entrenador del Tottenham inglés-, y ya fue indiscutible con los blanquiazules.

Sus buenas maneras le convirtieron en internacional en categorías inferiores, sub-17, sub-19 y sub-21, siendo precisamente en La Rojita donde conquistó la Eurocopa sub-21 en 2011, en Dinamarca, con Luis Milla de seleccionador y compartiendo vestuario con Juan Mata, De Gea, Javi Martínez, Thiago Alcántara, Muniain, Azpilicueta, Dani Parejo, Ander Herrera y su actual compañero Adrián López.

“Tengo un recuerdo muy bonito, fue algo especial, inolvidable. Conquistar un título y con un grupo de futbolistas de tanto nivel es para sentirse orgulloso”, comenta.

Por aquel entonces militaba en el Napoli italiano, club que pagó 6 millones de euros por Víctor Ruiz, que firmó cuatro temporadas y media. “Nápoles es una ciudad muy futbolera, donde se vive el calcio con pasión y son el equipo del sur. Aunque no jugué todo lo que quise, fue otra experiencia de las que enriquecen”, opina.

Solo medio año después, el Valencia abonó 8 millones de euros por su traspaso, y en Mestalla “fui de más a menos, aunque jugando mucho”.

Y tras ello recaló en el Submarino, hace dos campañas como cedido y esta ya en propiedad, “donde me siento realizado, feliz y con protagonismo”... Y que dure. H