Una hora duró ayer la primera sesión del juicio contra Leo Messi y su padre, por el presunto fraude a Hacienda de 4,1 millones. Lo hizo con el banquillo de los acusados vacío: el jugador y su progenitor no acudieron, acogiéndose a su derecho a no hacerlo, pues la pena que se le pide es inferior a dos años de prisión. El tribunal ha rechazado que durante el proceso se haya vulnerado el derecho de los investigados de no declarar o aportar pruebas en su contra. e. p.