Con 12 años, Alberto Fernández Vaca (Vila-real, 25/03/1991) cogió una mochila llena de ilusión y de sueños para ir a la tan afamada Masía del FC Barcelona, fábrica de muchos talentos deportivos. A pesar de que el Barça le dio la posibilidad de ganar títulos, partidos, torneos y jugar contra jugadores de la talla de Mirotic, ahora en los Bulls, su corazón es groguet por excelencia, como buen vila-realense que es.

Pero, sin duda, los tres años en la Ciudad Condal fueron y serán inolvidables, imborrables, y forjaron los cimientos de lo que es ahora como jugador y como persona, como tantos otros compañeros de la gran cosecha del 91, algunos de ellos compartiendo actualmente liga, como Joan Creus.

“Fue duro salir de casa tan joven, sobre todo para mis padres, pero la ilusión y los sueños lo pueden todo”, indica Alberto, quien añade que en la Masía aprendió “a sobrevivir”. “Me fue muy bien para formarme como jugador y como persona”.

CURIOSAS AFICIONES // Le gusta leer, sobre todo las etiquetas de los paquetes de alimentos, pues le encanta el mundo de la nutrición, que es una de sus aficiones. Si escribiera su propio diario sería muy distinto al de Ana Frank, su libro favorito. El diario de Alberto está lleno de buenos momentos, de bonitas experiencias y sin duda se encuentran tres palabras que marcan su vida: “Sacrificio, constancia y esfuerzo, características que he llevado conmigo en los equipos que he estado”.

Ahora, tras pasar por Barcelona y Alicante, disfruta de lo que él llama “un sueño hecho realidad”, y que es disputar la liga LEB Oro.

Aunque indudablemente existe un capítulo triste en su diario, tras el fallecimiento de su hermano: “Fue muy duro, pero gracias a la unión de la familia y el apoyo de mi chica ha sido más llevadero”.

AGRADECIDO A TONI TEN // Fiel escudero de su técnico, Toni Ten, al que está “muy agradecido”, siempre dispuesto y es hombre de equipo. “Sé cual es mi sitio en la plantilla desde el principio de temporada, el míster me lo dejó bien claro y estoy muy agradecido por contar conmigo”, analiza, añadiendo que está “aprendiendo mucho cada entrenamiento y en cada partido” de sus compañeros, sobre todo de los que ya han jugado en Oro, como Eric”.

Le encanta el rojo, que le define como “un apasionado” de su “chica, del baloncesto y de los niños”, y lo demuestra cada día como entrenador de la escuela del Amics.

Además, se está labrando su futuro como docente, pero ahora se considera aún aprendiz de su entrenador, de los compañeros y de la competición, Porque Fernández quiere ser un amic per sempre! H