"La F-1 necesita héroes, no digo que tenga que haber víctimas ni nada por el estilo, pero debemos transmitir la verdad, que esto es un deporte en el que te juegas la vida. La gente ve a los pilotos de motos como tipos más arriesgados. Nosotros necesitamos héroes". Esta era una reflexión de Carlos Sainz antes de viajar a Australia, era su respuesta a cómo recuperar la popularidad de la entristecida y aburrida F-1. El domingo y el lunes, los diarios e informativos de medio mundo abrieron con el accidente de Fernando Alonso en Melbourne. Ni fútbol, ni béisbol, ni cricket… Con F-1. Y no por la victoria de Nico Rosberg, tampoco por el doblete de Mercedes, abrieron con el vuelo del ‘Nano’.

Es tan macabro como real. "Muchas veces nos olvidamos de que este es un deporte de mucho riesgo, en el que te juegas la vida", siempre ha recordado Alonso, convencido de que el domingo se salvó de milagro: "Gasté una vida de las que me quedaban". El accidente de Alonso, volando a 300 kilómetros por hora con el coche invertido como un F18, con su cabeza a merced de cualquier golpe ("vas ahí dentro, atado, enclaustrado y no sabes con qué, ni cuando, ni dónde, golpearas", comentó), ha vuelto a justificar los estudios para la incorporación del Halo, una especie de arco de protección en cuyo desarrollo trabajan Mercedes, Ferrari y Red Bull con proyectos distintos, y del que solo se ha visto en pista el proyecto del equipo de Maranello.

NECESIDAD DE SEGURIDAD

Fue en Montmeló donde Kimi Raikkonen probó el Halo. "Le he dicho a los chicos que lo tiren a la basura", fue la contestación en caliente de ‘Iceman’. A Lewis Hamilton tampoco le hizo gracia, ni aNico Hulkenberg: "Creo que esteriliza el deporte. Es necesario que haya un elemento de peligro que hace que sea atractivo, y eso es también lo que la F-1 necesita. Regresar al pasado". Y Daniel Ricciardo le respondió: "No estoy de acuerdo porque no hay necesidad de ser un héroe en una situación así. Necesitamos seguridad. Los coches del 2008 y 2009 tuvieron un gran cambio visual, los coches eran feos. El Halo no es tan dramático como eso”.

Mientras la F-1 intenta proteger al piloto en caso de impacto, le complica cada vez más su pilotaje. Desde una reflexión muy fría, la convergencia de ambas cosas haría pensar que, inconscientemente, los reglamentos están buscando héroes, provocando su aparición, tipos como Alonso, que salgan milagrosamente indemnes de accidentes terribles.

Alonso dijo a la cadena Ser que tiene su rodilla derecha vendada, y muchos golpes por todo el cuerpo: "Conseguí dormir unas horas, pero cuando me metí en la cama todavía tenía el susto. Tardé una hora más en cerrar los ojos". Y explicó lo que le dijo Esteban Gutiérrez a pie de pista. "Cuando Esteban Gutiérrez me vino a hablar, me dijo: ’Guey, ¿cómo saliste del coche?' Fue la adrenalina... Él se llevó un susto muy grande. Ya hemos quedado en que no lo repetiremos", bromeó.

MÁXIMA EXIGENCIA

Mentalmente, los pilotos de F-1 son capaces de todo, absorben cada cambio de reglamento sin pestañear, lo interiorizan, lo mecanizan y, días después, todo el mundo se ha olvidado de que tienen una tarea más que hacer mientras pilotan a 300 km/h. Hay que buscar en el novato, en el que debuta, la verdadera dificultad. "Mentalmente es muy, muy difícil manejar los botones y, al mismo tiempo, intentar ahorrar neumáticos, cuidar la batería y el reparto de freno en cada curva. Solo puedes utilizar el 20% de tu concentración en pilotar porque el otro 80% lo precisas para otras cosas. Y debería ser al revés, ¿no?", decía el mismo Carlos Sainz tras las primeras carreras del año pasado: "Mentalmente, la F-1 es horrible", insistía.

Y físicamente, también. Al propio Sainz le han obligado a adelgazar hasta los 69 kilos para no penalizar el peso de un coche que ha salido poco ligero. "He pasado hambre durante el invierno, y no he podido hacer toda la musculatura que necesito para manejar un F-1". "El ritmo cardiaco medio es de 160 pulsaciones, aunque eso depende de cada piloto y de cada carrera, pero existen picos de 190", aclara Xevi Martos, preparador de varios atletas y pilotos de F-1 como ‘Checo’ Pérez. "Solo el maratón y el esquí de fondo obliga a un ritmo cardiaco tan alto durante tanto tiempo, pero esos atletas no tienen apenas exigencia mental, nada comparado desde luego a los retos de una carrera para un piloto de F-1".

"HABLAR CON LOS INGENIEROS"

"Uno de los entrenamientos que utilizamos casi todos es formular preguntas medianamente complejas al piloto al máximo de pulsaciones durante los entrenamientos. Te sorprenderías lo difícil que resulta contestar. El objetivo es habituar al cerebro a reaccionar de la mejor forma y la más rápida posible en situaciones de altísima frecuencia cardiaca".

El piloto debe realizar tareas complejas durante cada vuelta. Ha de hablar, al menos, una vez por vuelta, con su ingeniero y los nuevos propulsores híbridos han aumentado su trabajo de reglajes, todos controlados en los mandos de su sofisticado volante: cambian varias veces por vuelta el reparto de frenada, el diferencial, la forma en que la MGH-K recarga las baterías y el momento en el que quiere esa potencia extra. "Es de locos, no sé como podéis hacerlo, yo me saldría en la primera vuelta", le dijo Keke Rosberg, campeón mundial en 1982, a su hijo Nico hace dos años, en la primera temporada de los motores híbridos.

Y esta temporada, les complican aún más las cosas. Les han restringido las comunicaciones por radio con sus ingenieros. Eso, lejos de simplificarles las cosas, les hacen estar aún más pendientes del 'display' del volante, de memorizar ciertos procesos, cuando deberían centrarse en pilotar. Ya se da por hecho que esta complejidad genera accidentes. Los comisarios de la FIA concluyeron, tras oír a Fernando Alonso y Esteban Guitérrez, que ninguno de los dos fue culpable de lo que ocurrió. Fue, simplemente, "incidente de carrera".

A todo ello, los tipos que manejan este deporte, los directivos de CVC que gestionan los ingresos por publicidad y derechos de TV de la F-1, están frotándose las manos con la notoriedad de la primera carrera del año, propiciada por el escalofriante accidente de Fernando Alonso, el primer héroe. El asturiano, por cierto, contó que la primera persona a la que llamó fue a su madre. "Estaba súpertanquila y viendo aún la carrera".