La fiesta en casa de los Ramos era el sábado por la noche en Mataró. Guzman, padre de Albert Ramos-Viñolas, celebraba su 60º aniversario, con su familia y amigos. Faltaba su hijo,que estaba en París. Su padre incluso le preguntó cuando quería que hiciera la celebración para que estuviera con ellos y él les dijo: “Tú tranquilo, papá, que el sábado ya estoy en casa”. Pero este domingo, día de la madre en Francia, Albertl seguía en París. “Vi las fotos y los vídeos que me enviaron desde casa, me habría encantado poder estar con ellos, pero creo que ha valido la pena”, decía tras darse su propia fiesta en Roland Garros y clasificarse para los cuartos de final al vencer al canadiense Milos Raonic, noveno del mundo, por 6-2, 6-4 y 6-4.

Albert les hizo el mejor regalo posible, un obsequio para sentirse orgulloso. “La mejor victoria de mi vida que aún no tengo palabras para describir”, admitía el tenista, de 28 años y número 55 mundial. Uno de esos triunfos por los que vale la pena haber trabajado y luchado desde muy pequeño para llegar al circuito profesional. Una victoria que compensa derrotas y decepciones, Momentos duros en los que llegó a plantearse dejar el tenis. “Un resultado excepcional pero que sé que no tiene porqué ser siempre así” , admitía Ramos, acostumbrado a picar piedra en el circuito desde que debutó en el 2007 y donde, hasta ayer, su mejor resultado había sido la final del torneo de Casablanca en el 2012 y ganarle a Roger Federer el año pasado en Shanghái. Al único 'top ten' que había derrotado hasta este domingo en 21 enfrentamientos contra los mejores.

ENTRE LOS OCHO MEJORES

En los 19 torneos anteriores de Grand Slam jugados por Ramos nunca había superado la segunda ronda y ahora está en cuartos de final, entre los ocho últimos candidatos al título. Ramos estaba eufórico pero a la vez era precavido. “Es una gran victoria pero también he de decir que el tiempo me ha ayudado bastante”, decía . En Roland Garros el día ha amanecido gris, lluvioso y las pistas estaban pesadas. La bola, “auténticos balones medicinales”, había dicho a EL PERIÓDICO, antes de comenzar el torneo Sergi Bruguera, beneficiaba a Ramos para restar y pelotear. Unas condiciones que no ayudaban a Raonic. un sacador, agresivo en su juego y, evidentemente, mucho más peligroso en una pista seca y con sol.

El canadiense, entrenado por Carlos Moyà, se estrelló contra un muro, sin encontrar soluciones a ese jugador zurdo, especialista de la tierra, dispuesto a correr lo que hiciera falta y que le desbordaba con sus restos y sus 'passing shots'. "Era dificil jugar, las bolas estaban muy lentas, pero él ha sabido aprovechar estas condiciones", ha admitido Raonic al final del partido y tras 2 horas y 20 minutos de partido.

“Albert juega mucho mejor de lo que se cree y en estos últimos seis meses está jugando muy bien”, decía el extenista Tomàs Carbonell, ahora entrenador de Roberto Bautista, también en busca del pase a cuartos de final el lunes ante un tal Novak Djokovic, y que además aconseja a Ramos, al que conoce desde pequeño, ya que los dos son nacidos en la zona del Maresme.

UN TIPO TRANQUILO

Ramos se entrena desde siempre con José Mari Díaz, un técnico de Huesca que empezó de monitor en el Club Tenis Mataró y que ha creído siempre en él. Las han pasado de todos los colores juntos y por fin han podido celebrar un gran éxito. Un triunfo conseguido “por la perseverancia, el trabajo, la constancia y el deseo de mejorar y eso no va a cambiar. Las expectativas son las mismas de siempre, entrenar, cuidarme y jugar”, decía Ramos que pase lo que pase en Roland Garros saldrá de París orgulloso. “Me gusta Mataró, estar en casa con mi novia y mis amigos, estar tranquilo, ver fútbol, nada especial”.

La fiesta de los Ramos, por qué no, podría continuar el martes cuando se enfrente a Stan Wawrinka, actual campeón del torneo, que ha eliminado al serbio Viktor Troicki por 7-6, 6-7, 6-3 y 6-2. “Buf... Él es muy fuerte y cuando juega bien, difícil de parar. La semana pasada me ganó por 6-1 y 6-1 en Ginebra”. Pero Ramos ya se ha ganado un nombre en París.